A la vista de la desvergonzada insistencia del gobierno del 14-M en presentar a los proetarras, en general, y a Otegi, en particular, como si de arrepentidos "Pablos de Tarso" se trataran, Eduardo Zaplana no ha podido dejar de constatar que las exigencias de ETA-Batasuna siguen siendo las mismas, por mucho que la estrategia del gobierno trate de "adecentarlas".
Además de mentir, el gobierno de Zapatero lo hace con la nada "piadosa" finalidad de desvirtuar el permanente chantaje que supone el comunicado de "alto el fuego" y hacer presentable, de esta forma, las alianzas y concesiones al separatismo vasco con el miope pero electoralista anestésico de la paz.
Si no fuera suficientemente elocuente el hecho de que ETA-Batasuna sigue sin condenar ni renunciar definitivamente a la violencia en el caso de no lograr sus permanentes y totalitarios objetivos soberanistas, el propio Otegi ha vuelto a salir a la palestra para advertir que nadie busque "diferencias con respecto a posiciones pasadas de la izquierda abertzale", pues "no se corresponden con la realidad".
Vamos, que son los propios representantes de ETA-Batasuna los que advierten al gobierno de que "no asistimos a un proceso de acomodación de la izquierda abertzale al régimen constitucional estatutario, porque no estamos ahí". ¿Qué más queda, entonces, por "verificar" que haga respetable el apoyo del PP a un Gobierno dedicado en pleno a manipular la realidad de ETA?