Las empresas españolas vienen quejándose desde hace años del poco apoyo y la poca protección que reciben del Gobierno español cuando salen al exterior. Después de ver la forma en que está tratando el Ejecutivo de Zapatero la crisis con Bolivia, seguro que a más de una se le ponen los pelos de punta.
La actitud de Zapatero y los suyos frente a la nacionalización de los hidrocarburos decretada por Evo Morales es toda una sucesión de despropósitos. Todo empezó cuando Morales visitó a Zapatero nada más ser elegido presidente de Bolivia y en la reunión, en vez de hablar de la cuestión de los hidrocarburos, cuya nacionalización figuraba como uno de los puntos principales del programa electoral de Morales, Zapatero no se tomó en serio esa cuestión, que tanto afecta a Repsol y a Gas Natural, y se limitó a reírle la gracia de acudir vestido con un jersey y darle unas palmaditas en la espalda. Así es que el Gobierno no vio venir la que iba a caer, cuando estaba bastante claro lo que se podía avecinar, y encima se enteró de todo por los periódicos. Morales ni siquiera tuvo el detalle de llamar a Zapatero para informarle de sus planes. Esa es la amistad y el respeto entre ambos mandatarios.
Después, la persecución a los directivos de Repsol por parte de las autoridades bolivianas dejaba patente que el Gobierno de Evo Morales estaba buscando la excusa para recuperar de alguna manera el control de los hidrocarburos que posee Repsol. Aún así, el Gobierno, por lo visto, no se dio por enterado.
Ahora llega la forma de tratar esta difícil situación y el Gobierno de Zapatero vuelve a equivocarse. Lo sucedido en Bolivia exige, cuando menos, una respuesta a más alto nivel de la que está proporcionando Zapatero. Brasil y Argentina, afectados también por el decreto de Morales, directamente establecieron una reunión entre presidentes y nosotros, en lugar de enviar personalmente siquiera al ministro de Asuntos Exteriores, Miguel Ángel Moratinos, nos limitamos a mandar a una simple delegación encabezada por el secretario de Estado de Asuntos Exteriores, Bernardino León, cuando las circunstancias requieren una presencia más elevada y mucha más energía. Y así pretende Zapatero que respeten a España y los intereses españoles por el mundo.
![](http://counters.libertaddigital.com:90/img/none.png?cpn=31294&type=o§ion=POR_D)