Y todo porque no quisieron quitarle el tapón a la "bañera" del estadio Sánchez Pizjuán. Todo este lío porque los presidentes del Sevilla y del Barcelona prefirieron no forzar demasiado la máquina no fuera que el partido de Liga se pudiera jugar y al final sus equipos tuvieran menos tiempo para preparar las semifinales de UEFA y Champions League respectivamente. Sonreían en el palco y cerraban los fichajes de Saviola y Alves mientras el delegado del equipo andaluz, al más puro estilo Gene Kelly, pisaba los charcos con furia, salpicando a Teixeira Vitienes para así demostrarle que aquello era inútil. El árbitro tendría que haber buscado (y encontrado) soluciones para jugar aquel partido. Si yo hubiera estado en la piel de José María del Nido o Joan Laporta habría hecho probablemente lo mismo, pero alguien responsable (por un momento estaba pensando en la Federación, pero ya me he sacado esa idea de la cabeza) tendría que haber pensado en el interés general.
Ahora nos encontramos con que la FIFA no acepta que la Liga se retrase hasta el 20 de mayo y sólo consiente que, excepcionalmente, se juegue ese día el Sevilla-Barça de la discordia. La Federación ha sacado "sobresaliente" en la defensa de los intereses de dos clubes españoles que van a jugar finales europeas, pero, por contra, ha suspendido con "muy deficiente" a la hora de dar la cara por los intereses de otros equipos que tienen, al igual que los anteriores, aficionados que también les quieren, futbolistas que juegan para ellos y directivos que tratan de defenderles. Ahí —en la defensa de sus intereses— es posible que veamos en los próximos días a Celta de Vigo, Deportivo de La Coruña, Atlético de Madrid, y quién sabe si incluso a Getafe y Villarreal.
Con la Liga concluida, el 20 de mayo el Barcelona, que no se jugará nada, irá a Sevilla sin Edmilson, Ronaldinho, Van Bommel, Van Bronckhorst, Puyol, Xavi, Iniesta, Deco, Márquez, Larsson, Messi y Giuly, probablemente concentrados con sus respectivas selecciones. El Sevilla, que seguramente no pudiera contar con Dragutinovic, Saviola y Renato, sabrá de antemano si con un empate le basta para entrar en la Copa de la UEFA o si, por el contrario, le hace falta la victoria ante un campeón de Liga diezmado. Entiendo, que no justifico, a Del Nido y Laporta. Y ahora comprendo, y justifico plenamente, que Horacio Gómez, Augusto César Lendoiro, Enrique Cerezo, Ángel Torres o Fernando Roig acudan a la justicia ordinaria para defender sus derechos como consideren más oportuno. Había soluciones peores, pero también las había mucho mejores. Y la mejor de todas habría sido la de jugar aquel partido como estaba inicialmente previsto. Del Nido y Laporta no pusieron todo de su parte para que así fuera. No quisieron quitarle el tapón a la bañera. El agua ha rebosado y han calado a sus vecinos de abajo. Hay que llamar al fontanero, pero ya les voy anticipando que esto no lo cubre el seguro.