Las turbas castristas siguen en lo suyo: instalar el terror en la sociedad cubana, maltratar y acosar a los que gritan "¡Libertad!", fungir de verdugos voluntarios del Líder Máximo. Ahora (o mejor: de nuevo) han cargado contra Martha Beatriz Roque, uno de los más significados opositores a la tiranía de los 47 años (y subiendo). Castro sigue apretando con sus manos asesinas el cuello de la pobre Cuba, tan desasistida, tan abandonada por todos; tan hundida en el fango del comunismo, para alborozo de quienes no lo sufren, especialmente los multimillonarios capitostes del progrerío internacional.
Y Moratinos, esa plaga, recientemente proclamaba "impensable" una "vuelta atrás" en la política europea hacia el régimen de La Habana, impulsada por él y por su jefe y asentada con remaches en el servilismo y la cobardía. Se está ganando a pulso un lugar en la Historia. Los cubanos, desde luego, no le olvidarán. 