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Isabel Durán

El motorista invisible

Díez asegura que "ningún cobarde nos ha echado de Euskadi y ninguna maniobra nos va a echar del PSOE". Ingenua Rosa. El inquilino de la Moncloa quiere expulsarla del partido y de su tierra y, si no, al tiempo.

A Fermín Sanz Orrio le llegó el motorista de turno con la destitución de su cargo como ministro de Trabajo de Francisco Franco. Le espetó al mensajero: "dígale a Su Excelencia que se ahorre la carta, hace tres días que no voy por el Ministerio". A Rodríguez Zapatero no se le conocen motoristas salvo para enviar cartas que nunca llegan a la organización del Congreso Internacional de Víctimas del Terrorismo, pero se suma al despido a través del motorista invisible, es decir, por vía interpuesta. Incluso va más allá y su círculo próximo practica un mobbing político de primera.

Aunque no ocupa ninguna cartera ministerial, la primera en sufrirlo ha sido Rosa Díez. La socialista vasca ha sido relegada de manera fulminante de su cargo al frente de la Comisión de Libertades Civiles, Justicia y Asuntos de Interior en el Parlamento Europeo, sin previo aviso y sin posibilidad de defensa alguna. Formas (aunque importantes) aparte, lo relevante del asunto es que Rodríguez nos lleva de cabeza al proceso de autodeterminación, que no de paz, y que se está quitando de en medio todo aquello que se pueda interponer en su camino.

Díez asegura que "ningún cobarde nos ha echado de Euskadi y ninguna maniobra nos va a echar del PSOE". Ingenua Rosa. El inquilino de la Moncloa quiere expulsarla del partido y de su tierra y, si no, al tiempo. Porque el mayor problema que tiene el presidente son quienes alzan su voz desde sus propias filas contra su política sobre el terrorismo y la desintegración de España. Son tan pocos que se cuentan con la mitad de los dedos de una mano. Como dice una socialista de toda la vida, "el PSOE se ha convertido en el pesebre, no por las alubias (que tendría hasta una justificación) sino por el marisco".

La siguiente es Gotzone Mora, defensora, como Díez de los principios más elementales. Le tiene abierto el PSE un expediente de expulsión que nunca se atreve a culminar. Sufre el mobbing político de la rosa. El motorista invisible del inquilino monclovita le llegará en las próximas municipales. Por cierto, que mientras a Paco Vazquez el puntapié gubernamental le ha instalado en la fastuosa embajada ante la Santa Sede, a la dirigente vasca europea le ha supuesto nada menos que un bocado a la mitad de su sueldo. ¿Nada que decir todas esas mujeres (diputadas) tan presuntas defensoras de las ídem? Quintales de demagogia y rumbo al Nuevo Régimen.

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