Es muy difícil que alguien pueda explicar las razones por las que el comisario Peces y el Fiscal General del Estado toman partido de una forma tan descarada contra el Partido Popular. Después dirán que son muy objetivos, que no buscan la división y que sólo trabajan por el bien de todos.
Este jueves hemos vuelto a asistir al espectáculo habitual. El rector Peces, encargado por Rodríguez Zapatero de dividir a las víctimas, se ha lanzado contra el Partido Popular diciendo de esta formación que ha cometido el más grave ataque conocido contra la democracia, por exigir la verdad del 11 de marzo. Este señor, que con el ataque sistemático a las víctimas del terrorismo que no coincidan con el Gobierno está ejecutando una de las misiones más lastimosas y rastreras que hayan encargado nuca sus jefes, no tiene suficiente con eso. Ahora se dedica, también, a descalificar a aquellos que sólo quieren la verdad. La sociedad española, por pura salud democrática, necesita conocer cómo se llevaron a cabo los atentados de Madrid, quién diseñó la matanza de los trenes y cuáles fueron los objetivos que perseguían. Peces, nervioso, sectario y malhumorado se ha lanzado a por el Partido Popular como única medicina para la desesperación del Gobierno.
De la misma manera se ha comportado el Fiscal General del Estado. Conde Pumpido también ha criticado de malas maneras a aquellos que piden simplemente conocer la verdad. El maestro en la destitución política se empeña ahora en darnos lecciones a los demás. Para él, toda la polvareda que se ha levantado por la mochila de la comisaría de Vallecas es el resultado del "periodismo de filtración". El mismo que ha dejado sentarse en el parlamento de Vitoria a los comunistas de las tierras vascas, el mismo que no veía inconvenientes para que Batasuna celebrara su Asamblea Nacional, el mismo que justificó la detención ilegal de dos militantes del PP porque estaban en actitud vociferante; ese, que además es Fiscal General del Estado para vergüenza de todos, ahora nos va a explicar qué pasa con el 11 de marzo.
Este ataque desmedido y sectario de Peces y Conde es la muestra más contundente de los nervios de un gobierno desbordado por los acontecimientos. Zapatero va dando cada vez más tumbos. Y ese desconcierto que provoca entre los suyos un presidente inseguro y sin dirección es lo que provoca este lamentable espectáculo. Aquellos que deberían ser personajes sin una militancia política ejerciente terminan siendo los escuderos más batalladores y más beligerantes de su amo. Y Peces y Conde ahora son los fieles lacayos de Zapatero. Un espectáculo.