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Ignacio Villa

Dos años de farsa y mentiras del gobierno

¿Cuáles son las razones por las que el gobierno se empeña en tapar la verdad? ¿Se sienten culpables de algo?

Dos años después del 11 de marzo, lo único cierto es que seguimos sin conocer la verdad de lo que ocurrió. La maquinaria del gobierno lleva meses en marcha con la estrategia de siempre: fabricar una realidad virtual con lo ocurrido aquellos días de marzo. Desde Moncloa y desde Ferraz se ha intentado, sin éxito, montar todo tipo de historias, de tramas y de argumentaciones sobre los atentados; pero nunca aportan datos, nunca explican los hechos, nunca llegan al fondo de lo sucedido. La única obsesión de Zapatero y los suyos es que el presidente Aznar mintió. Todo lo demás es anécdota.

Es tanta la torpeza del Ejecutivo que al final se enredan en su propia trampa. Están tan empeñados en hablar de Aznar que, con el paso del tiempo, dejan en evidencia donde están las mentiras. La única verdad, dos años después, es que no sabemos quienes fueron los responsables de los atentados del 11 de marzo. Y lo que es peor: este gobierno no ha hecho nada por aclarar la verdad.

Desde Moncloa se han enturbiado los datos, se han obstaculizado los trabajos de investigación, se ha fomentado la ocultación de pruebas. Se ha impedido, en definitiva, que los ciudadanos españoles podamos conocer qué hay detrás del mayor atentado terrorista de la historia de España.

Ante tanta manipulación, surge de forma inmediata una pregunta: ¿cuáles son las razones por las que el gobierno se empeña en tapar la verdad? ¿Se sienten culpables de algo? ¿Hasta donde pretenden llegar? El 11 de marzo fue el desastre; pero la clave la encontramos en la actitud posterior del PSOE; en la agitación del día 12, en la ruptura del día de reflexión del 13 y en la beligerancia del día 14. Su único objetivo fue catalogar a Aznar y a su gobierno de mentirosos. Si esto hubiera sido así, como dicen, dos años después conoceríamos lo que ocurrió el 11 de marzo. Y en el segundo aniversario seguimos como entonces. O peor. Porque en este intervalo hemos tenido una comisión de investigación parlamentaria que se ha convertido en una farsa, un gobierno que esconde la verdad, unas terminales mediáticas que apoyan con todo su entusiasmo que nunca sepamos lo que pasó.

Los socialistas vuelven a caer en la misma piedra. Tras lo sucedido con el GAL o con Filesa, parece que la experiencia no les ha servido de nada. Ahora piensan que pueden tapar la verdad; pero que no duden que antes o después será conocida. Con toda seguridad la sociedad española conocerá lo que pasó. Y aunque Zapatero nos cuente sus milongas, al final quedará en su sitio.

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