Después de escuchar lo dicho en TV3 por Pepe Rubianes –a quién muchos recordarán por aquella serie nefasta de televisión llamada Maki Navaja– es difícil explicar como todavía el programa en los que ha vertido esas declaraciones contra España, los españoles y la COPE sigue en antena. O sería difícil de explicar si Cataluña no viviera secuestrada por una clase política que sólo mira con lupa hacia los medios de comunicación críticos con el poder establecido. La escena de Rubianes en TV3 confirma muchas denuncias ya realizadas con anterioridad: desde el poder político se persigue a los adversarios y se fomenta con la comprensión a aquellos que hacen el trabajo sucio de crear y azuzar un ambiente hostil contra el consenso constitucional y los principios establecidos en la democracia española.
Programas como “El Club”, en el que Rubianes ha vomitado su odio hacia todo lo que se mueve fuera de los objetivos independentistas, son más eficaces que muchas iniciativas parlamentarias. Cuando esa actitud es consentida y reída por el presentador del programa, y cuando esos insultos contra España y la normalidad constitucional son escuchados durante las 24 horas de la programación es que estamos ante una clara estrategia de adoctrinamiento. No es una frivolidad, sin más; es un diseño de ataque sistemático contra todo lo que no representa a los intereses del independentismo. Estamos, sin ninguna duda, ante esa catarata constante azuzada desde el Gobierno catalán de un pensamiento único, radical y violento contra lo que signifique un modelo cohesionado de España.
Esta estrategia política de fondo dirigida desde el poder es lo que explica que las declaraciones realizadas por Rubianes en horario infantil, con importantes índices de audiencia y en una cadena pública no hayan tenido repercusiones oficiales. Es más, el Consejo Audiovisual ha dicho –lacónicamente– que ha recibido una denuncia de lo ocurrido y se está estudiando. Eso es todo lo que ha dicho sobre el caso, mientras añadía que TV3 es la televisión más imparcial de todas, una imparcialidad que sólo forma parte de la imaginación de los redactores del informe del CAC.
¿Se pueden figurar que hubiera pasado si en TVE alguien como Rubianes insulta a Cataluña y a los catalanes? Pues sencillamente que desde el Totopartito se hubieran pedido una larga lista de dimisiones en el Ente público. En cambio, todavía no hemos escuchado ningún reproche del gobierno Zapatero y, por su silencio, pareciera que TV3 no tiene ninguna relación con el Tripartito. Los nacionalistas catalanes simplemente ríen, satisfechos de su sectarismo y su propaganda doctrinaria.