Me envía un amigo de Betanzos esta nota, firmada por Camilo Carballeira O´Flanaghan, de la universidad de Princeton (no especifica si profesor, alumno o qué), de quien yo no había oído hablar pero que, por la muestra, debe ser un intelectual de peso en los ambientes nacionalistas suevos Traduzco del gallego:
«He leído con suma atención el escrito de Xan o Brétemas en que se permite atacar desconsideradamente la justa política del BNG en relación al reino suevo, núcleo histórico, como nadie ignora, de la nación gallega. Brétemas juega al radicalismo y, lo haga con fines retorcidos o por pura inconsciencia, trivializa la cuestión y facilita la labor de corrosión de nuestras justas aspiraciones por parte del imperialismo español y sus agentes.
En apariencia el escrito de Brétemas está bien, pero cuando uno profundiza se da cuenta enseguida de que algo falla. ¿Qué es? ¡Ah, ese “recordado y llorado rey Miro”, a quien pone en el mismo plano que a nuestros grandes Reckila y Reckiario...! Ahí te he pillado, Brétemas, ahí se te ha caído la careta. ¿Quién ignora a estas alturas los nombres de los primeros reyes de Galicia, a saber, Hermerico, Requila, Requiario, Franta, Maldras, Frumario, Remismundo...? Hasta los niños los saben, pero, evidentemente, no podemos colocar al mismo nivel de estos glorioso patriotas a Miro, aunque también fuera rey. Porque Miro, señores, fue ni más ni menos que un provocador y un traidor. En lugar de aislarse de la peste española-visigótica, le dio por meterse en sus turbias querellas internas, apoyando a Hermenegildo en sus peleas con Leovigildo, que ni nos iban ni nos venían, y el resultado, ¿cuál fue? La derrota de Hermenegildo, que arrastró con ella la de Miro y el fin de la independencia gallega.
Miro se sometió ignominiosamente a Leovigildo, en lugar de defender a sangre y fuego la independencia de su nación, y de llevar, incluso, la guerra al interior del reino godo-español, hasta acabar de una vez con él, como habría sido su deber, y que tantas tragedias posteriores nos hubiera evitado. Pero lejos de ello, pactó la esclavización de Galicia. Ocurrió en el año 576, señores, 16 de junio para ser exactos, tal fue la fecha del percance, y aprovecho para proponer sea declarado día nacional, como han hecho los nacionalistas catalanes con la Diada, recordatorio de las libertades perdidas y exigencia imprescriptible de recuperarlas. Esa tétrica data marca el comienzo de la colonia, la sumisión, el genocidio. Observen que Brétemas señala cucamente el hecho de la esclavitud gallega pero oculta con toda impudicia quién fue el causante, no otro, ni más ni menos que el “llorado y recordado rey Miro”, como él lo llama. Esto, a mi juicio, desenmascara a Brétemas, lo revela como un verdadero agente provocador, dedicado a sembrar la confusión en el seno del BNG, justo cuando nuestro partido está a punto de alcanzar una victoria histórica. Brétemas es, ni más ni menos, un mirista, palabra que propongo designe en adelante a los españolistas solapados.
Y, chapoteando en la charca del mirismo, tampoco señala Brétemas otro dato clave: el núcleo fundamental y fundacional de la nación gallega se encuentra en la línea Orense-Pontevedra, por el norte, y el río Duero por el sur, extensible hasta Ávila por el este. Brétemas, ni lo menciona, se ve que para él no tiene la menor importancia. Y sin embargo es un hecho decisivo en cuanto a nuestras justas reivindicaciones. Por desdichados avatares históricos, la zona entre el Duero y el Miño ha caído en poder de la nación portuguesa, lo que constituye una aberración. No cometeremos la injusticia de identificar a la progresista, tolerante y culta Portugal, un pueblo hermano, con la fanática, retrógrada y opresora España. Y por eso –de ello estoy persuadido– nuestros hermanos portugueses comprenderán la justicia de nuestras aspiraciones, bastará que la dirección del BNG tome sobre sí una acción diplomática y propagandística apropiada, en un espíritu de comprensión no exento de energía.
Quiero terminar con una exhortación a las bases y a los líderes del BNG, y al propio Brétemas, si le queda un rastro de honradez y no se ha hundido por completo en las simas del mirismo: lean ustedes cuidadosamente a Idacio de Chaves, a Martín Dumiense, a Juan de Bíclaro, incluso a Isidoro de Sevilla, y a Ceferino el Conquense. Se les aclararán las ideas, y las provocaciones de los agentes españolistas se estrellarán contra ustedes como flechas de mantequilla contra una cota de mallas.»
Bien… Realmente me he quedado perplejo, pues Xan o Brétemas me había parecido muy convincente, pero se ve que no es oro todo lo que reluce. En todo caso, me enfrasco desde hoy mismo en la lectura de los autores recomendados. La nación gallega exige estos sacrificios, pequeños si bien se mira, en comparación con la grandeza del objetivo.