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Pablo Molina

El ataque del innombrable

Dice el innombrable que la COPE debe pedir perdón, entre otras cosas, por su apología del golpismo. La acusación es improcedente, pues no consta que la emisora haya apoyado en ningún momento el nuevo estatuto de Cataluña

El afán liberticida del socialismo español y su falta de escrúpulos, han llevado al partido del gobierno a poner en juego su arma más poderosa: la jettatura más que probada del innombrable. Frente a la denuncia razonada del acoso inadmisible al que está siendo sometido un medio de comunicación español, formulada por setecientos mil ciudadanos, se alzó esta semana la voz del ginecólogo con la trayectoria política más letal de toda la Historia de España.

Su formidable gafancia, tantas veces glosada por el inolvidable Campmany, a quien debemos la clasificación del fenómeno (gafe, supergafe, manzanoide y sotanillo), quedó probada más allá de cualquier duda con su gestión al frente de la organización para el V Centenario. El V Centenario de la nada, pues para no desairar a la izquierda indigenista, se omitió el motivo de la conmemoración, el descubrimiento de América, con su comisario pidiendo perdón en Hispanoamérica a todo lo que se movía, por haber sido los responsables de incorporar el continente hermano a la civilización europea.

Dice el innombrable que la COPE debe pedir perdón, entre otras cosas, por su apología del golpismo. La acusación es improcedente, pues no consta que la emisora haya apoyado en ningún momento el nuevo estatuto de Cataluña, pero además es hipócrita viniendo de un personaje con esa biografía, que jamás ha hecho el menor acto de contrición por las catástrofes que lleva provocadas su nefasta jettatura.

Una de las carabelas construidas como réplica de las colombinas, se hundió dos veces; la primera durante su botadura y la segunda en las costas de la Cipango soñada por Colón, ante la mirada atónita de los japoneses. El Pabellón del Descubrimiento en la Expo, quedó reducido a cenizas, como las esperanzas de Borrell de convertirse en líder del PSOE tras contar con su maléfica asesoría. Todo ello en el contexto de los fastos del 92, cuyos niveles de corrupción provocaron el nacimiento de una nueva unidad monetaria, el “pellón”, equivalente a mil millones de pesetas malversadas.

Somos tan pacíficos, tolerantes y talantudos que no pedimos al innombrable que se azote públicamente en señal de arrepentimiento. Ni siquiera que pida perdón. Tan sólo le rogamos que no alabe jamás a Libertad Digital; queremos seguir existiendo muchos años más.

Un pellón de gracias.

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