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Ignacio Villa

Menuda pareja

¿Qué ha cambiado diez años después para que Caldera y sus amigos hayan cambiado de opinión? Muchas cosas, aunque las más importantes se resumen en dos: Caldera vive en un coche oficial encantado de la vida y el alcalde de Salamanca es del Partido Popular.

El ministro de Trabajo lleva muchas semanas inquieto. Muy inquieto. Ofrece una imagen muy irascible, se enfada en público y ha respondido de muy malas maneras en distintas ruedas de prensa. Se preguntarán ustedes los motivos. Aunque supongo que el trabajo de un ministro provoca acumulación de trabajo y mucha tensión, a Jesús Caldera sólo le pasa una cosa: el expolio del Archivo de Salamanca le provoca un auténtico ataque de nervios.

Razones no le faltan. Un vistazo a la hemeroteca deja en evidencia a todo el PSOE de Salamanca. Hay que situarse en marzo de 1995 cuando Felipe González se disponía a ejecutar el expolio de los papeles del Archivo de la guerra civil para llevárselos a Cataluña. Entonces Jesús Caldera –diputado nacional por Salamanca–, Jesús Málaga –alcalde de Salamanca– y Emilio Melero –secretario provincial del PSOE– se lanzaron a una gran campaña mediática y política para frenar la decisión del gobierno González. Algo que finalmente lograron.

¿Qué ha cambiado diez años después para que Caldera y sus amigos hayan cambiado de opinión? Muchas cosas, aunque las más importantes se resumen en dos: Caldera vive en un coche oficial encantado de la vida y el alcalde de Salamanca es del Partido Popular. Con un presidente del Gobierno de la propia tierra y con un ministro diputado por esa provincia, miren ustedes por donde, el expolio se va a ejecutar finalmente.

Suponemos que este jueves Caldera no saldrá de casa por vergüenza torera. Tanto el ministro como los otros dos dirigentes socialistas, que en otros tiempos defendían el Archivo de Salamanca, van a tener que esconderse mientras el alcalde y miles de salmantinos intentan poner todos los medios legales para que los papeles no salgan del edificio de la Institución y, de esta forma, ganar tiempo para que el Tribunal Constitucional se pronuncie en próximas fechas. Desde luego, sobre lo que no hay duda es que el actual alcalde Julián Lanzarote tiene el apoyo de miles y miles de salmantinos, como se comprobó el pasado verano en una manifestación histórica pidiendo que no se ejecutara ese expolio.

Lo que no es sostenible es que la ministra de Cultura tenga tanta prisa por sacar los papeles, sin esperar a la decisión de los tribunales. Demasiadas hipotecas del gobierno Zapatero, que se encuentra en tiempo de saludo con los nacionalistas catalanes. Por ahora, Lanzarote no ha dado permiso municipal para que los camiones entren en una zona peatonal y se lleven las 507 cajas. Y ya veremos que pasa con Caldera escondido y Calvo de los nervios. ¡Menudo gobierno!

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