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Ignacio Villa

Escondiendo a la Armada

Les gusta tanto jugar con el fuego de la demagogia que al final se terminan quemando.

Estamos ante la última mentira del año del gobierno de Zapatero, el nuevo pufo de un ejecutivo que ha sido sorprendido en su propia demagogia. Con tanto pacifismo de dos al cuarto, tanta alianza de civilizaciones y tanta palabrería sobre la guerra, ahora el gobierno se tiene que comer sus propias palabras. La fragata "Álvaro de Bazán" se ha convertido en la trampa tendida por ellos mismos.

Parece que a Zapatero, embotado por sus cursilerías, le da vergüenza reconocer que el ejército español es lo que es: un ejército preparado para el combate. Es muy triste que por motivos políticos se oculte, al Parlamento y a la opinión pública, que nuestra armada está participando en operaciones militares. Con estos gestos, el gobierno demuestra que se avergüenza de nuestro ejército y de los militares españoles, que por lo que parece tienen que cumplir su trabajo a escondidas.

Hay que recordar que estamos donde estamos gracias a un gobierno que se ha enfundado en un discurso pacifista de otros tiempos, comprometiéndose a consultar al Parlamento cualquier movimiento de tropas españolas al extranjero. La "Álvaro de Bazán" ha participado en operaciones de guerra con la Armada de Estados Unidos, ocultándose al Congreso toda la información pertinente. Desde el ejecutivo se intenta despejar los balones fuera jugando con conceptos equívocos y bordeando las definiciones de las palabras para evitar tener que reconocer abiertamente que han incumplido sus promesas.

Pero esta vez la mentira toca fondo. Y toca fondo por la torpeza de un gobierno que se ha colgado el cartel de pacifista por pura necesidad electoral. Un gobierno que se ha quedado fuera de juego en la política internacional y que va dando tumbos, presos como están de sus socios parlamentarios. Zapatero y Bono se han encontrado enredados en sus propias mezquindades. Les gusta tanto jugar con el fuego de la demagogia que al final se terminan quemando. Pero lo más grave es que obligan a los militares españoles a ocultar su trabajo como sí estuvieran haciendo algo malo. Es tremendo que el Gobierno esconda al Ejército. No se puede ser más rastrero.

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