Hace un año, el Gobierno de Zapatero imputó al Grupo Risa, a mí como director de La Mañana y a la Cadena COPE el terrible delito de haber publicado en Internet un montaje fotográfico de las ministras de cuota en cueros vivos. El suceso era terrible, intolerable, incalificable, inaceptable, abominable. Todo, excepto una cosa: el Gobierno mentía. Y pese a que se le dijo y se le explicó que ni la COPE ni La Mañana ni el Grupo Risa habíamos hecho ese montaje, siguió insultándonos y atribuyéndonos lo que nunca hicimos, y la Directora General de Asuntos Religioso, que comandó la cruzada de pudor ministerial, se negó a pedir disculpas cuando los autores del chiste, que no habían hecho nada distinto de lo que el Jefe de Gabinete de Caldera lleva haciendo durante años en la web losgenoveses.net, aclararon que habían sido ellos y que nosotros nada teníamos que ver en el asunto. Todavía estamos esperando que Rico Godoy, su ministro y Zapatero pidan disculpas.
El ministro de Exteriores, esa calamidad llamada Moratinos, tuvo en esas fechas el infame atrevimiento de denunciar en TVE al ex-presidente José María Aznar por una supuesta participación en el golpe de Estado que, por desgracia para los venezolanos, no acabó con el régimen del golpista Chávez. Tampoco pidió perdón a Aznar y al PP por sus mentiras. Y ahora este sujeto encabeza la grotesca payasada orquestada por Zapatero para chantajear a los obispos y liquidar los programas críticos con su mísera política antinacional. Y ello a propósito de una broma radiofónica, más leve que las que llevan haciéndose en las radios españolas hace muchos años. Una broma que se anunció como inocentada, que fue precedida de una introducción aclarando su ánimo jocoso (es de temer que la expresión latina se escaparía a los iletrados del Gobierno) y que se inscribió dentro de las llamadas a los líderes totalitarios de Iberoamérica que como Castro y Chávez las han padecido desde Estados Unidos.
Evo Morales, que se presenta como amigo y correligionario de los liberticidas susodichos, que se burla por tanto del pueblo venezolano aplastado por Chávez y del pueblo cubano que lleva casi medio siglo sometido a la miseria, la tortura, la muerte y el exilio de la dictadura más longeva del planeta, merece, como mínimo, el mismo trato que sus cofrades dictatoriales: la oposición política y, desde luego, la sátira donde haya libertad de expresión. Es evidente que en esta España en almoneda de Zapatero I “El Liberticida” la libertad de expresión sigue el mismo camino de Venezuela y es de temer que de Bolivia. Es evidente que este Presidente presidido de un Gobierno gobernado por los separatistas, que desprecia a la nación española (“concepto discutido y discutible”) y que pretende cargarse la Constitución sin consultar al pueblo como es preceptivo, cerrar la COPE se ha convertido en una prioridad. A principio de Febrero comienza el debate, es decir, el chalaneo del Estatuto catalán, y hay que eliminar todos los testigos posibles del crimen de lesa patria que, con bastante probabilidad, se cometerá. Cuando no viaja la Vicepresidenta al Vaticano para quejarse de la COPE, llama un ministro de chiste al Nuncio para quejarse de la COPE, o tratan de amedrentar a obispos y cardenales para que liquiden los grandes programas de opinión de la COPE que son los que le dan audiencia, influencia e independencia económica. ¡Tanto esfuerzo para cerrar una radio! Nunca pensamos que todo un Gobierno, aunque esperpéntico, montase tanto lío por una broma. Pero es que para todo liberticida, como lo son Zapatero, sus socios del club de Perpiñán y sus amigotes dictatoriales, no hay broma más intolerable que la Libertad.