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La tregua que no llega

La predisposición del Gobierno a hacer concesiones a los terroristas les demuestra que las bombas son, en su visión, el mejor camino para alcanzar sus objetivos

La Moncloa sigue lanzando mensajes de que una tregua de ETA es inminente. En la Delegación del Gobierno en el País Vasco llevan desde verano esperando un fax que nunca llega. El señor López, Secretario General del PSE, se humilla cada vez más ante los terroristas proponiendo matrimonio de conveniencia a Batasuna, hablando de humanizar el conflicto, o reconociendo el derecho de autodeterminación por el que ETA ha asesinado a casi mil inocentes.
 
A pesar de todos los gestos, gestiones y humillaciones, el problema para Rodríguez Zapatero no sólo es que ETA no anuncie la anhelada tregua, sino que está intensificando de hecho sus acciones terroristas. Es verdad que por el momento no mata, pero cada vez pone más bombas. El número de ataques del denominado terrorismo callejero se ha disparado en el País Vasco en los últimos meses.
 
La conclusión de esta paradoja, un Gobierno que habla de paz y una banda terrorista que no para de poner bombas, no puede ser más elocuente: la debilidad del Estado es la fortaleza de ETA. La presión policial, judicial, política y social sobre todo el entramado terrorista ejercido bajo el liderazgo de José María Aznar había conducido a ETA a su momento de máxima debilidad, hasta el punto de que tanto su brazo político como el propio colectivo de presos empezaban a pensar que la actividad terrorista se había convertido más en un lastre que en la palanca con la que alcanzar sus objetivos estratégicos.
 
El panorama ha cambiado radicalmente desde que el Gobierno decidió abrir un proceso de dialogo con los terroristas. Los asesinos se han cargado de razón histórica para demostrar a quiénes dentro de su propio entorno dudaban de la eficacia, que no de la legitimidad, de sus métodos criminales. La predisposición del Gobierno a hacer concesiones a los terroristas les demuestra que las bombas son, en su visión, el mejor camino para alcanzar sus objetivos.
 
Rodríguez Zapatero es el único responsable del actual grado de cohesión, optimismo y fortaleza que se respira en ETA. En estas circunstancias, no es descartable que en vez de una tregua, ETA decida enviarle al Gobierno un cadáver sino se pliega a todos y cada uno de sus chantajes. Entonces será el rechinar de dientes.

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