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EDITORIAL

Evitando a Ramadán

¿Acaso quería evitar incómodas preguntas de los periodistas, o es que no desea que en Francia vean como apadrina a un sospechoso de flirtear hoy sí y mañana también con los terroristas islámicos?

Lentamente y con dinero, aquello de la Alianza de Civilizaciones que Zapatero se sacó de la manga en la ONU hace poco más de un año va tomando cuerpo. Un empresario iraní ha puesto 100 millones de euros para que el entorno del PSOE monte una fundación, bautizada como Atman, destinada a promover el "diálogo entre civilizaciones". En principio nada malo, cada uno es libre de defender sus ideas del modo en que cree adecuado y más cuando, por una vez, la financiación corre a cargo de un particular y los delirios de los políticos no nos salen por un pico a los ciudadanos. El estreno de esta fundación tuvo lugar ayer y, como era de esperar, lo que estaba llamado a ser un intrascendente debate entre supuestos especialistas, derivó en un esperpento propio de todo lo que cae en los aledaños del Gobierno Zapatero.

Los organizadores, entre los que se encuentra la esposa de Juan Luis Cebrián, invitaron al encuentro a Tarik Ramadan, un teólogo de origen egipcio famoso por sus tesis cercanas al fundamentalismo islámico. De hecho, Ramadan tiene prohibida la entrada en Francia y Estados Unidos por haber justificado en el pasado los atentados terroristas del 11-S y por su vinculación con terroristas argelinos del GIA. La presencia del islamista motivó que Victor Harel, embajador de Israel en España, declinase su invitación y que el popular Gustavo de Arístegui rechazase acudir al evento, por considerar un insulto a la democracia que semejante personaje participara en un encuentro inspirado en el diálogo y la tolerancia.

Tan sólo quedaba la incógnita de si Zapatero y su ministro de Exteriores iban a estrechar la mano de Ramadan y sumar así a su nutrido álbum de fotos una con el más notorio "intelectual" del islamismo en Europa. El presidente cambió repentinamente su agenda excusándose de acudir sin alegar los motivos. El único acto conocido de Zapatero para el viernes era una reunión con el representante de Iniciativa per Catalunya Joan Saura. Pero esa cita tuvo lugar ayer a la una mientras que su participación en el Encuentro Atman estaba programado para las siete de la tarde. Desconocemos pues, cuáles fueron los problemas de agenda de Zapatero, pero no se dejó caer por el Hotel Intercontinental de Madrid. ¿Acaso quería evitar incómodas preguntas de los periodistas, o es que no desea que en Francia vean como apadrina a un sospechoso de flirtear hoy sí y mañana también con los terroristas islámicos?

En cuanto a Moratinos, estaba programado que interviniese en la segunda sesión del acto junto a Tarik Ramadan, pero, sin dar explicaciones, cambió a la primera. ¿Quizá para no coincidir con él y no tener que sentarse en la misma mesa?, ¿quizá con objeto de evitar embarazosas fotografías? No lo sabemos, el hecho es que Moratinos no tuvo siquiera la oportunidad de saludar al islamista. Al final, y para mantener el talante bien alto, el Secretario de Estado de Exteriores, Bernardino León, se descolgó asegurando que Ramadán, al que llama "lider", apoya un islam integrado pacíficamente en Europa. Es probable que León desconozca que Ramadan tuvo problemas con el Gobierno francés a cuenta del velo en las escuelas, o que el teólogo es pródigo en exabruptos machistas que serían inaceptables si los pronunciase cualquier intelectual occidental.

El acto, por lo demás, no dio demasiado de sí. A la Alianza de Civilizaciones, como eslogan que es para consumo de analfabetos, no se le puede sacar mucho lustre. Ramadan, naturalmente, no defraudó. Comparó la situación actual de los musulmanes en occidente con la de los judíos en la Europa de los años 30 y 40. Victor Harel hizo bien en no acudir. Que a uno le insulten no es plato de gusto, que lo haga, además, un invitado de una fundación cercana al Gobierno es intolerable.

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