El voluble y caprichoso dictadorzuelo de Venezuela no comprará finalmente las corbetas que se había comprometido a adquirir ante Rodriguez Zapatero durante su visita de pleitesía a Caracas. El Gobierno español, que con esa operación gastó buena parte de su credibilidad y de su prestigio en la zona, ve ahora como el líder bolivariano ni siquiera paga los petrodólares comprometidos para salvar nuestra maltrecha industria naval militar. Es decir, además de cornudos, apaleados.
La venta de armas del Gobierno de Rodriguez Zapatero a ese aprendiz de dictador que es el coronel Chávez constituye una de las páginas más negras de nuestra reciente política exterior. Armar a un régimen revolucionario para que con nuestra colaboración pueda reprimir mejor las libertades de sus ciudadanos y desestabilizar toda la región, atenta contra los más elementales principios de lo que debe ser una política exterior democrática. Hacerlo, además, soliviantando a la primera potencia mundial y uno de nuestros principales aliados es además radicalmente contrario a nuestros intereses nacionales.
La justificación que entonces dio el Gobierno a aquella venta tan lesiva para nuestros principios como para nuestros intereses, fue la necesidad imperiosa de aportar nueva carga de trabajo a unos astilleros públicos que estaban abocados al cierre sino se reactivaba la cartera de pedidos. El ministro de Defensa, con su demagogia consustancial, no se cansó de bombardearnos durante semanas con la cantidad de horas, puestos de trabajo y astilleros que podrían salvarse gracias a este pedido negociado secretamente por él en los palacios del autócrata.
Este domingo era el día elegido para que el liquidador de la Nación española y el líder de la Patria bolivariana, protagonista de la Cumbre Iberoamericana que estos días se celebra en Salamanca, firmara con gran publicidad el contrato de venta de los barcos y aviones españoles a Venezuela
Todo parece indicar, sin embargo, que nuestro presidente va a quedar compuesto y sin novio o que al menos no va a recibir la dote que se había acordado tras los muchos arrumacos del gobierno socialista al tirano de Caracas. El presidente de Venezuela ha decidido que adquirirá sus corbetas a Francia, cuyo Gobierno es aún menos escrupuloso a la hora de dotar de misiles a estos “barcos humanitarios de paz” que definía Bono y cuya industria militar tiene además la tecnología para poder hacerlo sin tener que pedir permiso al otro lado del Atlántico.