Por primera vez en la Historia, un presidente del Gobierno ha sido abucheado el día de la Fiesta Nacional. Aunque en los corros con los periodistas, Zapatero lo haya considerado "absolutamente normal", la clamorosa pitada que ha sufrido el jefe del Ejecutivo es algo que no tiene antecedente, ni en España, ni en ningún otro país de nuestro entorno. Por mucho malestar ciudadano que provoque un Gobierno, no es, en principio, ni normal ni lógico que, en un día destinado a celebrar nuestra historia y nuestra convivencia en común y a conmemorar lo que a los españoles nos une por encima de lo que nos separa, la persona que, después del Rey, ostenta la máxima representatividad de la nación española, sea tan clamorosamente abucheado como lo ha sido Zapatero este 12 de Octubre, Día de la Hispanidad.
Claro que, tampoco tiene precedente en nuestra Historia, ni en la de ningún otro país de nuestro entorno, que un presidente establezca sus alianzas de Gobierno con formaciones separatistas, que, como ERC, consideran que España no es su nación y su bandera, "la bandera del enemigo". Ningún otro presidente español anterior, ni el de ningún otro país democrático del mundo, ha llegado a dudar, tal y como ha hecho públicamente ZP con tal de satisfacer a sus socios separatistas, de si el país que gobierna es o no una nación. Ningún presidente español, ni ningún otro en el extranjero, ha tenido como socio de Gobierno a quien, como Carod Rovira, acordó previamente su estrategia política con una organización terrorista para colaborar juntos en la tarea de "desestabilización del Estado español".
Por triste que sea, ¿cómo no se va abuchear el Día de la Fiesta Nacional a quien, como Zapatero, es el máximo responsable de que una comunidad autonómica haya sacado adelante un estatuto que pulveriza la Constitución y la nación española en la que nuestra Carta Magna se sustenta?
Si los responsables de la organización han querido estérilmente silenciar los abucheos del público elevando el volumen de la música ambiental, Zapatero desea hacer lo mismo con sus engaños. Así, ZP no ha tenido empacho en decir que hay “una mayoría de catalanes que sienten Cataluña como nación y una mayoría de españoles que siente que la única nación es España” y que la solución pasa por "encontrar una fórmula compatible con todos".
Al margen de equiparar una verdad con una falsedad, que, como la "nación catalana", no tiene amparo ni en nuestra Historia ni en nuestro marco constitucional, Zapatero se permite mentir descaradamente a cerca de lo que "siente" la "mayoría de los catalanes". Si por los sondeos sabemos que una mayoría de españoles rechaza para Cataluña el concepto de "nación", también por los sondeos sabemos que ese mismo rechazo sigue siendo, todavía, mayoritario entre los ciudadanos catalanes. Y eso que las elites políticas y mediáticas de Cataluña llevan treinta años tratando de inculcar ese sentimiento que, de forma tan frontal, choca, tanto con la verdad histórica de Cataluña, como contra todo eso que, ayer 12 de Octubre, se supone que conmemoramos como Día de nuestra Fiesta Nacional
Por otra parte, ¿qué grado de indigencia intelectual o, mejor dicho, a qué grado de tomadura de pelo quiere llegar ZP presentando como compatible algo tan mutuamente excluyente como que Cataluña sea una nación, siéndolo al mismo tiempo España?