Igual que Pandora fuera creada por Zeus como castigo a los humanos tras haberles revelado Prometeo el secreto del fuego, los barandas del PSC acaban de girarnos contra reembolso a Iceta y su Caja de las Trolas, en venganza por difundir en voz alta el Estatuto. A mas a mas, como las desgracias nunca llegan solas, cuando uno entreabre esa cuquísima bombonera de Miquel, ansiando liberar a la Esperanza de su cautiverio, ¡oh! fatum cruel, se le cuela en casa Manuela de Madre disfrazada de maestrilla patriota, facción Rosa Sensat. Dos por el precio de uno, como decía el otro.
Pues, bajo una lujosa encuadernación de los lagrimones de Espriu, padre de la lírica catalana de la posguerra y hermano del jefe de la Falange en Barcelona durante la misma época, la caja-trampa esconde la Opera para primos número uno de Manuela o Cómo vender más motos que Suzuki en sólo un par de folios. Porque la onubense De Madre, ni corta ni perezosa, nos revela en el fondo del estuchito el secreto mejor guardado de los Anales: el año exacto de la fundación de la otra Atlántida, el Reino de Cataluña-Aragón.
Inicia Manuela a los ignaros sin cortarse ni un pelo, como suele; y a la brava nos hace pasar por el arcano. De tal guisa, con el loable propósito de desasnar al prójimo, la erudita de Santa Coloma prologa unos “Apuntes sobre la Historia de Cataluña” que erupcionan tal que así: “La unión matrimonial de Ramón Berenguer IV con Petronila de Aragón (1137) dio origen al Reino de Cataluña-Aragón, el cual, a parte de estos territorios y los de Provenza y Rosellón, fue incorporando sucesivamente las islas Baleares, Valencia, Sicilia, Córcega, Cerdeña, Nápoles e, incluso, Atenas y Neopatria”. Con dos. Con lo que hay que tener, como, a no dudar, volverá a titular Tom Wolfe cuando descubra que el gran personaje que lleva veinte años buscando corretea suelto por el Parque de la Ciudadela.