Lo grave de la historia del Estatuto catalán es que Rodríguez Zapatero cree a pies juntillas a Maragall. Más aún, se animan mutuamente para destrozar la nación española, aunque ellos piensan, y esto es lo terrorífico, que están contribuyendo al nacimiento de algo nuevo a través de la destrucción de la nación española. Más aún, el abrazo entre Carod Rovira y Maragall el día de la aprobación del Estatuto en el parlamento regional, expresión de cierre de un grupo de catalanes contra el resto de España, también ha sido compartido por el presidente del Gobierno de España. Más aún, Rodríguez Zapatero, en su delirio permanente, se cree portador de un nuevo discurso político basado en un par de ideologemas, expresiones bastardas, capaces incluso de convencer a todos los miembros de su partido. Sí, sin duda, las expresiones “España plural” y “España, nación de naciones” no tienen otra pretensión que servir de lanzadera ideológica para acabar con la nación democrática.
En efecto, el Estatuto catalán, que tiene como base ideológica, o sea de engaño a toda España, la expresión tan tópica como huidiza de “España plural”, no conseguirá convencer intelectualmente a nadie de que “España es nación de naciones”. Esta expresión carece de sentido y significado. Es sólo un arma ideológica y propagandística para destruir la idea de España como nación democrática. Ayer revisé algunos textos de su “inventor”, en realidad, de sus inventores. Sí, perdí la tarde revisando textos de Bosch-Gimpera, historiador y nacionalista catalán, y de Anselmo Carretero Jiménez, oceanógrafo, militante socialista e inventor del engendro intelectual que lleva al disparate a Rodríguez Zapatero y a Maragall. Con la expresión “nación de naciones” de Carretero, avalada por Bosch-Gimpera, estos dos frívolos políticos quieren acabar con la idea de España constitucional.
La palabrería resentida y nacionalista de Bosch-Gimpera y su discípulo, en el ámbito de la erudición histórica, Carretero Jiménez es propia de dos indocumentados que viven al margen de la realidad histórica de España. Dos indocumentados, metidos a intelectuales en el exilio, que han dicho las mayores barbaridades sobre el pasado y el presente de España. Para que se hagan cargo de quién hablamos, o mejor, a qué tipo de intelectual responde la figura de Carretero, lean el comienzo de uno de sus ensayos sobre “Castilla”: “La España, una, católica e imperial, es antiespañola y extranjera; de godos; Austrias, Borbones y falangistas.” La vacuidad “España, nación de naciones”, por no hablar de la “idea” de “Las Españas” de Carretero y Bosch, es todo el arsenal “teórico” con el que Maragall y Rodríguez Zapatero alientan a los secesionistas catalanes. Sospecho que esta palabrería es demasiado trivial para que la gente trague.
De Carretero, autor de cabecera de Rodríguez Zapatero, lo mejor que puede decirse ya lo dijo el más grande historiador de la España medieval, y último presidente de la Segunda República en el exilio, don Claudio Sánchez Albornoz: Carretero es irrelevante porque no está “muy adentrado en las sutilezas de la historia medieval”. Si las palabras de Sánchez Albornoz son aplicadas al engendro de “España, nación de naciones”, que halla en la Edad Media su principal punto de partida, ya me dirán en lo que queda el intelectual de referencia de Zapatero. Nada.