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Ignacio Villa

Una tregua virtual y mediática

¿Qué esta pasando para que el Gobierno saque a la luz unas negociaciones que necesitan prudencia y discreción? ¿Qué motivos hay para tanta publicidad ante una tregua que no soporta los focos de la prensa?

Este lunes nos hemos despertado con los mismos titulares –a toda página– en varios rotativos de carácter nacional sobre una inminente tregua de los terroristas etarras. El fondo de las informaciones publicadas no han aportado datos nuevos que no se conocieran, es decir forman parte de la simple estrategia política. La gran cuestión ante tanta "coincidencia" es discernir las razones que han llevado al Gobierno a filtrar de esta forma y en este momento esa negociación con la banda.
 
Es evidente que nos encontramos una vez más ante los habituales "globos sonda" que tanto gustan en Moncloa y que sirven para calibrar la situación del estado de opinión ante una cuestión determinada. En el Gobierno saben que el proceso –que falsamente llaman de diálogo– es muy peligroso en todos los sentidos y por ello les da mucho miedo. En el Ejecutivo saben que negocian con terroristas y que por lo tanto están jugando con fuego. Además, son conscientes de que una de las piezas clave va a ser el futuro de los presos y por lo tanto aceptan que cualquier acuerdo en ese terreno es simplemente una cesión ante el chantaje terrorista. Por último reconocen que están en una dinámica que puede hacer saltar por los aires esta legislatura.
 
Muchos factores, muchas facetas que sin duda les ha conducido ha pulsar cual es el estado de opinión ante una negociación descarada con los etarras. Miedo tienen por lo que pueda pasar e inseguridad les sobra por estar inmersos en un terreno pantanoso. Por todo ello estamos asistiendo a una tregua virtual y mediática, más que real. ¿Qué esta pasando para que el Gobierno saque a la luz unas negociaciones que necesitan prudencia y discreción? ¿Qué motivos hay para tanta publicidad ante una tregua que no soporta los focos de la prensa?
 
Hay demasiadas contradicciones en una forma de actuar del Gobierno, que se encuentra a medio camino entre la ambigüedad y el pavor. Airean lo que necesita silencio y filtran lo que quema en las manos. Estamos ante un acto más de irresponsabilidad política y de búsqueda desesperada de resultados constantes y sonantes. Y actuar así cuando estamos hablando del terrorismo es colocarse en el extremo de una cuerda que puede romperse en cualquier momento.

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