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El ministro folclórico

El punto importante, en cualquier caso, no es que lo que el popular cantante haya podido hacer, sino que el gobierno español necesite, recurra y se pavonee de una diplomacia paralela cuando menos un tanto peculiar

El día de su toma de posesión, hace ya año y medio, José Bono sorprendió con sus invitados a tal ceremonia, pues muchos de ellos pertenecían al mundo de la farándula y la canción española. Cada cual tiene los amigos que puede y es muy libre de hacerse rodear de aquellos que le parecieran mejor para tal ocasión. No obstante, su gusto por lo folclórico le desmarcó de la sobriedad política de sus compañeros de gabinete.
 
Ahora, el ministro de defensa nos ha vuelto a dar prueba de su pasión por lo artístico al declarar que Julio Iglesias, el famoso cantante español afincado en Miami, ha realizado importantes gestiones diplomáticas a favor de España y su gobierno. Por prudencia o pudor el ministro no ha sido más explícito y no ha mencionado en detalles cuáles han podido ser esos servicios.
 
El punto importante, en cualquier caso, no es que lo que el popular cantante haya podido hacer, sino que el gobierno español necesite, recurra y se pavonee de una diplomacia paralela cuando menos un tanto peculiar. No es de extrañar en absoluto. El ejecutivo socialista está tan ansioso de hacerse ver, notar y querer, aunque sea un poquito, por los americanos de la administración Bush que no le importa caer en ridículos. Ahí está la angustiosa espera de La Moncloa a que el presidente estadounidense le devuelva la llamada o las peripecias de Moratinos para ser escuchado por Condi Rice.
 
Aún más, el círculo mediático del presidente que pronto se lanzó a contar la misiva enviada por Bill Clinton en la que se invitaba a ZP a una reunión en Nueva York, este septiembre, por “los méritos acumulados en su trayectoria profesional y política”, ahora enmudece al darse cuenta de que dicha carta era un ejemplar estándar con la que el ex -presidente Clinton invitaba a ZP y a diez mil más, entre ellos varios españoles, con los mismos términos y fraseología.
 
Si el gobierno y Bono quieren utilizar el fervor patriótico de Julio Iglesias, son muy dueños de ello, pero mas valdría que se preguntaran por las causas de que ellos –los auténticos responsables de la diplomacia española– no pueden llegar a donde el cantante si llega. Todo en este gobierno es por la puerta de atrás.

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