Según José Luis Díaz Pérez, presidente de la Academia Española de Dermatología y Venereología, “el 90% de los españoles que viajan por turismo sexual al Caribe, especialmente a Cuba, regresan con sarna”. Ya sabíamos que en el gigantesco prostíbulo castrista se podían encontrar todos los subtipos del VIH africano que trajeron las tropas cubanas de Angola, lo que no suponíamos es que Castro, además de sida, también exportara sarna. Sin embargo, no otra cosa cabía esperar de los frutos robolucionarios que después de 46 años de fracasos siguen cautivando a miles de desesperados que vuelan a la Prisión-grande para acostarse con adolescentes infectados por las ratas y el desconsuelo. Quien no se contagiará en los hoteles instalados en los escombros que rodean las más de doscientas cárceles es Lech Walesa. El ex presidente polaco no olvida las dentelladas del comunismo. Según el jefe histórico del sindicato Solidaridad, lo único que le queda por hacer a Castro es “pegarse un tiro”. Cuando no es un checo es un polaco quien mejor habla por boca de los cubanos. De ningún líder español podríamos escuchar algo parecido. Aquí estamos en lo políticamente correcto y moralmente sarnoso.
Sólo así se entiende que Moratinos insista en ofrecer al coma-andante un “diálogo crítico pero constructivo”. Ya ni siquiera intenta engañarnos con nuevas patrañas. Los socialistas españoles quieren “enredar” en Cuba cuando muera el Máximo Líder. Saben que no puede durar mucho y que morirá estando ellos en el poder. Gracias a su amigo Polanco lo ven muchas noches en un engendro al que llaman Cubavisión. No se lo pierdan. Es todo un espectáculo. Castro es diestro y no es capaz de levantar el brazo derecho. Lo esconde. Tal vez para ocultar las manchas de sangre. Ya no es el que era. Casi no inventa. Pasa muchas horas leyendo noticias de prensa. Es para lo que ha quedado. Pero tiene razón Walesa, “no es lo suficientemente hombre” para pegarse un tiro. Huber Matos le conoce bien y asegura que morirá matando. Está en su naturaleza. Ya no puede renunciar a lo que ha dado sentido a su vida. Los que confían en una transición pacífica de la barbarie castrista a la libertad, tendrían que prestar un poco de atención a las advertencias de Lech Walesa: “Es muy fácil pasar del capitalismo al comunismo. Basta con calentar el agua del acuario lo suficiente y ya está la sopa. Pero al revés es como hacer la sopa de pescado en un acuario. En Cuba va a haber un lío tremendo”.