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Guillermo Rodríguez

¿Pero qué narices es un blog?

Se encuentran, cada vez más habitualmente, páginas web y columnas de opinión que se hacen pasar por bitácoras y bitácoras que aspiran, o son, páginas web.

Existe cierto desbarajuste en eso que se ha bautizado (de forma poética y atinada) la blogosfera. El caos atañe a la esencia misma de las bitácoras. ¿Qué son? ¿Qué características debe reunir, si es que están obligadas a cumplir determinadas características? Según Wikipedia un weblog, un blog o una bitácora, que es lo mismo dicho de tres formas distintas, "es un sitio web donde se recopilan cronológicamente mensajes de uno o varios autores, sobre una temática en particular o a modo de diario personal, siempre conservando el autor la libertad de dejar publicado lo que crea pertinente". La definición queda meridianamente clara. Aun así, se encuentran, cada vez más habitualmente, páginas web y columnas de opinión que se hacen pasar por bitácoras y bitácoras que aspiran, o son, páginas web.
 
Un ejemplo claro lo aporta el diario El Mundo. La versión digital del diario cuenta con su propia sección de bitácoras donde escriben pesos pesados como Alejandro Gándara (Cultura), Victoria Prego (Nacional) o el desternillante Javier P. de Albéniz, quien se ocupa en su "Descodificador" de diseccionar a los "ídolos de la caja tonta". Mi admirado Pepe Cervera, precursor en el diario El Mundo de los blogs, es el responsable de Retiario, no sé si el más leído, pero sí el más enlazado, comentado y alabado de la Internet hispana. Sin embargo, es éste (tal vez por ser el que más leo) el que suscita mis dudas: ¿se trata realmente de una bitácora o son columnas de opinión disfrazadas de blog? Me decanto más por lo segundo. Sus textos tienen las mismas características y entidad que las columnas de opinión que se publican en el periódico de papel.
 
El caso de Retiario no es único. Otro ejemplo similar, ya comentado en esta página de opinión (¿o en realidad es una bitácora y no me he enterado?) se encuentra en ThinkSecret, la web a la que se ha bautizado como blog aunque en realidad se trate de una página de rumores. El hecho de que sea monotemática (sólo se comentan asuntos relacionados con Apple) no le resta un ápice para emparentarla en contenido con los confidenciales que, ya de forma habitual, pululan por la Red.
 
Quiero creer que para hacer una revolución (¿o evolución?), como la que están liderando los weblogs, primero se necesita concretar qué es lo que se quiere cambiar... y cómo. Los blogs, nos dicen, están marcando una revolución sin precedentes en el periodismo. Nada será igual, han dotado de poder a los ciudadanos y están abocando a los intermediarios a su desaparición o, a lo sumo, a desempeñar un papel mucho menos relevante del que han gozado hasta ahora. Pero antes de enarbolar banderas revolucionarias se necesita concretar qué son los blogs. ¿Lo es cualquier texto susceptible de ser comentado? No lo creo. ¿Lo es cualquier página dada de alta en Blogger.com? Menos aún.
 
Existe una línea muy difusa que separa a las bitácoras de las columnas de opinión, los confidenciales o las revista de prensa que se debería definir si queremos evitar que la blogosfera se convierta en un espacio donde caben todos y de todo. Con tamaña macedonia, más que revolución, la blogosfera será como una gran manifestación en la los participantes no saben ni qué son ni qué piden. Y mucho menos dónde están.
 

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