Pocas horas antes de que se jugase en Anfield la semifinal de la Liga Europea de Campeones entre el Liverpool y el Chelsea, apareció publicada en France Football la lista de los entrenadores que más dinero ganaban al año. El único técnico español entre los diez más ricos del mundo era precisamente Rafa Benítez (2,6 millones de euros), mientras que el "maillot amarillo" de ese Tourmalet de billetes verdes era su rival, el portugués José Mourinho. Naturalmente, todo depende del resultado final. Con esto quiero decir que, por ejemplo, César Ferrando será un entrenador muy caro si, al final de la actual temporada, el Atlético de Madrid no se clasifica para la UEFA o no gana la Copa del Rey; mientras que Mourinho, que cobra siete millones y medio de euros por temporada, ha sido rentable ya a estas alturas para el "megamillonetis" Roman Abramovich. Por poner otro caso, José Antonio Camacho fue muy caro para el Real Madrid, carísimo, y eso a pesar de que no lo cobró todo, pero el club se vio obligado a improvisar sobre la marcha y tuvo que llamar al gato que estaba triste y azul con las nefastas consecuencias que todos conocemos.
La publicación de ese privilegiado "top ten" de los "entrenadores galácticos" por excelencia tuvo que ser el primer crochet directo al mentón de Manuel Llorente, el hombre que se encargó de hacerle la vida imposible a Benítez mientras permaneció en el Valencia. A Benítez le sustituyó entonces el italiano Claudio Ranieri, un fichaje esencialmente mediático que tenía por único objeto distraer a los aficionados tras la marcha del entrenador del doblete. ¿Cuánto dirán que cobraba Ranieri?... Dos millones novecientos mil euros, trescientos mil más que Benítez. Ahora Ranieri está en su casa, el Valencia en los tribunales y el Liverpool en la final de la Champions... ¡Otro crochet directo al mentón de Llorente!