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Guillermo Rodríguez

Con (auto)licencia para copiar

Sólo cuando se aplica el ojo crítico se llega a la conclusión de que PD es una filfa. Con todo el valor que merece la paulatina incorporación de contenidos propios, la web sigue nutriéndose en gran parte del trabajo de los demás

Reconforta comprobar cómo algunas de las cabezas más visibles del periodismo actual pasan sus trastos de las redacciones de papel a las de Internet. Alfonso Rojo, curtido en mil batallas, pasa a ocupar la dirección de Periodista Digital (PD), adalid del corta y pega en la Red. Es alentador, asimismo, que asuma el puesto con la intención de "hacer un tipo nuevo de periodismo". A primera vista, el primer cambio se detecta en el propio diseño de la web, mucho más cómodo, ágil y sencillo. Sin embargo, en la mayor parte de los contenidos la cosa sigue lamentablemente igual. O incluso peor de como estaban cuando la nave la pilotaba David Rojo.
 
Inasequible al desaliento, Periodista Digital prosigue en esta nueva etapa su batalla de David contra Goliat o "Nosotros contra el Resto". Sostiene PD que aunque "los poderosos" les amenacen con querellas "y anuncien terribles boicots o represalias", tienen "la ley, la razón, el sentido común y el periodismo" de su lado. Frases que quedan muy bien de cara a la galería pero que están vacías por dentro. Lejos de arrepentirse, amenazan con perseverar en su labor de beneficiarse del trabajo ajeno. O, en otras palabras, de estirar el derecho de cita como si fuera un chicle, con absoluta impunidad y siempre en beneficio propio.
 
A buen seguro, cualquier internauta poco perspicaz concluirá que Periodista Digital es una de las mejores web informativas, si no la mejor, de las que atestan la Red en castellano. Sólo cuando se aplica el ojo crítico, cuando la página se escruta con detenimiento, se llega a la conclusión de que PD es una filfa. Con todo el valor que merece la paulatina incorporación de contenidos propios, la web sigue nutriéndose en gran parte del trabajo de los demás. Para el que esto escribe, que aboga para que en vez del "Todos los derechos reservados" se tienda hacia el "Pocos derechos reservados" de las licencias Creative Commons, encuentra un atropello que Periodista Digital persevere en su política de no enlazar al original de los artículos que publica. Aparecen como propios cuando en realidad no lo son.
 
De acuerdo que se aproveche del trabajo de los demás –los lectores son los que, al fin y al cabo, deben valorar el trabajo que hay detrás de PD–, pero el equipo directivo del periódico debería tener el detalle (el respeto) de citar y enlazar todas las fuentes de la que parten las noticias o columnas de opinión publicadas. Todas, no unas pocas.
 
Pudiera parecer que Periodista Digital desconoce qué son y para qué sirven los enlaces. Ni mucho menos. La nueva versión da buena cuenta de cómo deben emplearse. Pero, de nuevo, para mal. Las columnas de Opinión sí aluden y enlazan al medio original, pero, ¡caramba!, PD se autoconcede el derecho de enriquecer el texto incluyéndole enlaces. En definitiva, los mejora porque les da mayor profundidad. Sin embargo, se trata de un nuevo disfraz para aumentar visitas a web, ya que la mayoría de los enlaces llevan a textos publicados en sus propias páginas que, a su vez, han sido en muchos casos cortados y pegados sin recato de otros medios. Un follón muy astuto.
                                                                          
No cabe más que felicitar a Periodista Digital por su ascendente carrera en la Red hispana. Parabienes que no están reñidos con pedir (y desear) que en la medida de lo posible cumpla con las mínimas reglas de cortesía para con sus compañeros. Es un trabajo que no implica demasiado esfuerzo: tan sólo debe copiar el modelo de su sección dedicada a los blogs. ¿Por qué, ahí sí, el enlace lleva directamente a la bitácora y en las columnas de opinión o en las noticias no? Debería cambiar su política de enlaces no sólo por amabilidad con los autores que han escrito esos textos. Sobre todo debería hacerlo por respeto a sus lectores, lo primero a lo que se debe cualquier medio de comunicación.

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