Menú
Jorge Vilches

Cómo ganó el PSOE

El modelo socialista no ha dejado agente izquierdista por utilizar, con una capacidad que la derecha española no es capaz de igualar. Ahora bien, el coste del modelo socialista de guerra política total es la polarización

A un año vista es posible analizar, mínimamente, cómo se fraguó la victoria electoral del PSOE el 14 de marzo de 2004. Es el momento, porque en estos meses se han podido ver los cambios en los agentes que el socialismo puso en marcha para hacer una oposición eficaz al Gobierno Aznar, y que generaron la posibilidad real de vencer en las elecciones. El modelo de oposición que puso en marcha el PSOE tuvo la virtud de abrir muchos frentes al Gobierno, y de utilizar todo el arsenal político disponible. Fue un ataque total: gobiernos autonómicos, medios de comunicación, colectivos minoritarios y agitación callejera, además de los mecanismos propiamente partidistas y parlamentarios.
 
Los socialistas utilizaron los gobiernos autonómicos, especialmente el catalán y el andaluz. Este último, por ejemplo, encabezó y financió protestas y manifestaciones contra el PP en el caso del submarino nuclear Tireless, o rechazó el mismo montante de la “deuda histórica” que ahora acepta. Pero lo mismo pasó en Cantabria, donde los socialistas le dieron la presidencia al minoritario partido regionalista para separarlo de los populares; y en Aragón, empeñados en romper el principio de solidaridad vestido de Plan Hidrológico Nacional con tal de hacer daño al PP.
 
La mayor parte de los medios de comunicación, no sólo los del grupo PRISA, no descansaron en su afán de estimular la opinión pública contra el PP. La utilización calculada del lenguaje, la repetición de reportajes, la exageración, la tergiversación y las falsedades en ocasiones fueron moneda corriente en los dos últimos años. El manipulador, sin embargo, era Alfredo Urdaci, símbolo de un gobierno mentiroso. La diferencia en la actuación de estos agentes es evidente; sólo basta comparar el despliegue informativo en el caso del Prestige con el que ha habido en la tragedia humana de El Carmelo.
 
A los periódicos, televisiones y cadenas de radio se les sumaron los personajes mediáticos, cantantes y artistas. Su presencia fue continua en manifestaciones, en los medios de comunicación e, incluso, en el Congreso de los diputados con una escena de pancartas concertada con los diputados de la izquierda. La penúltima gala de los premios Goya estuvo fuertemente politizada, en contraste con la de 2005, que fue aburrida, sin audiencia y breve.
 
La agitación callejera creaba, además, la sensación de malestar social. La manifestación, la pancarta y la consigna publicitaria sustituían el proyecto alternativo, y daban la impresión de que ZP, el líder, estaba más cerca de la ciudadanía. Las movilizaciones contra el Prestige y la guerra de Irak hicieron muy visibles a grupos minoritarios con los que se puede contar para cualquier acto callejero. La espontaneidad no existía, la violencia contra las personas y las sedes del PP era calculada, y comprendida por las autoridades socialistas, que se han negado a condenarla. El acoso del 13-M fue la prolongación de la movilización de esos grupos minoritarios, cercanos al PSOE y a IU. Son redes de gente que se conoce, que tiene su número de móvil para el “¡Pásalo!”. Si antes se había utilizado el hundimiento de un petrolero, ahora era un atentado. Aún se recuerda a aquel diputado autonómico socialista que dijo que si se hundía otro Prestige, el PSOE ganaba las elecciones.
 
Los modelos de oposición en las democracias consolidadas varían entre dos parámetros: la lealtad institucional y el respeto a la legalidad. Los socialistas se movieron siempre en el borde de estos dos principios, vulnerándolos en ocasiones. El modelo socialista no ha dejado agente izquierdista por utilizar, con una capacidad que la derecha española no es capaz de igualar. Ahora bien, el coste del modelo socialista de guerra política total es la polarización, uno de esos elementos nefastos para cualquier democracia que quiera seguir siéndolo.

En España

    0
    comentarios

    Servicios

    • Radarbot
    • Libro
    • Curso
    • Escultura