El último día del mes de julio de 1894, el padre fundador de la nacioncita de los vascos y de las vascas redactó el artículo 59 de los estatutos originales del PNV. Ése que reza así: "Habrá socios originarios, adoptados y adictos. Será originario el soltero o viudo sin familia cuyos cuatro primeros apellidos sean euskéricos. Será adoptado el soltero o viudo sin familia que tenga entre sus cuatro primeros apellidos alguno o algunos euskéricos, siendo erédicos los restantes, pero heredados de abuelos nacidos en territorio euskeriano. Será adicto el soltero o viudo sin familia que, teniendo euskéricos dos cuando menos de sus cuatro apellidos, cuente entre los restantes algún erédico heredado de abuelo nacido en territorio extranjero; y aquel que, teniendo erédicos los cuatro primeros apellidos, los haya heredado de abuelos nacidos en territorio euskeriano. Si el socio es casado, o viudo con familia, estas condiciones exigidas se atenderán en ambos consortes, confiriéndosele el grado según las del que reúna más inferiores".
El artículo 59, he ahí el genuino, el verdadero, el único Plan Ibarretxe. Nunca han albergado otro. Los gudaris llevan medio siglo matando maketos y parientes de maketos, y amigos de maketos, y parientes de amigos de maketos, únicamente por eso, por el 59. De ahí que no resulte baladí que el lehendakari de los vascos y de las vascas eligiera cuidadosamente el treinta de diciembre, la festividad de San Sabino, para concelebrar con la Eta la reedición en papel couché del único artículo que les importa a todos. Y es que lo llaman pretenciosamente MLNL, Movimiento de Liberación Nacional Vasco, pero, en realidad, jamás ha sido otra cosa que el Movimiento para Implantar el 59.