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Guillermo Rodríguez

Benditas trivialidades

Seguimos siendo pocos los que compramos en Internet, una afirmación especialmente dolorosa teniendo en cuenta que las conexiones de alta velocidad suben mes a mes y que una buena parte de los usuarios ya ha abandonado la navegación a tientas

El 9,7 por ciento de las visitas que los estadounidenses realizaron durante la semana concluida el 11 de diciembre recabó en tiendas online. En principio no parece un porcentaje como para dar saltos de alegría. Aunque todo depende, como siempre, de con qué se compare. Si se toma como referencia la misma semana del año pasado, supone un incremento del 24,1 por ciento. Lo que no está nada mal. Si la referencia es el caso español, es como para pegar un brinco que nos lleve directamente a la luna.
 
Seguimos siendo pocos los que compramos en Internet, una afirmación especialmente dolorosa teniendo en cuenta que las conexiones de alta velocidad suben mes a mes y que una buena parte de los usuarios ya ha abandonado la navegación a tientas para pisar el terreno de la madurez. Aun así, el comercio electrónico no acaba de convencer a los internautas.
 
¿Qué pasa? Muchas cosas, casi todas negativas. Para empezar, poca promoción de las ventajas que conlleva adquirir productos o contratar servicios a través de la Red. Y, para seguir, la existencia de tiendas que no dejan de ser mediocres. Ya se ha comentado aquí en alguna ocasión, y no me resisto a repetirlo: tal vez todo cambiaría si Amazon.com se animase a desembarcar por fin en España. Lo que sucede es que, obviamente, sería de locos que la compañía de Jeff Bezos dedicara parte de sus recursos a operar en un país con unas tasa de compras en la Red tan baja. Por último, aunque no por ello menos importante, deben mencionarse la escasez de ofertas y promociones existentes. No ya a lo largo del año, sino sobre todo ahora, en Navidad. Es, o habría sido, la ocasión perfecta para que las tiendas hubieran redoblado sus estrategias encaminadas a captar nuevos usuarios. Ya tendrían los próximos meses para retenerlos.
 
Produce cierta envidia saber que en muchos establecimientos digitales de Estados Unidos se las ven y se las desean para cubrir la demanda de reproductores iPod. Es, por supuesto, un éxito que apuntar a Apple. Y a las tiendas también. Causa envidia, asimismo, que la página de Amazon se caiga durante unas horas dejando a miles de e-compradores desamparados y que este mero hecho se convierta en noticia. En España se caen las de El Corte Inglés o la Fnac y no merece ni un ‘breve’ en la revista tecnológica más especializada.
 
Merece la pena reflexionar en profundidad sobre los motivos que están causando el fracaso del comercio electrónico en España. Sólo cuando se detecte la enfermedad y se receten las medicinas adecuadas, podremos perder el tiempo en cuestiones triviales. Como analizar por qué las tiendas de ladrillo venden más los fines de semana y las digitales los lunes y los martes. O por qué son las mujeres las que compran y navegan por Internet mientras sus parejas roncan. Benditas trivialidades..

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