El peor ministro de Exteriores que ha padecido España desde hace muchas décadas ha distinguido a la COPE con una de sus típicas agresiones a la democracia y al sentido común. El talento de Curro Desatinos está a la altura de su talante. Ni acepta la crítica ni renuncia a utilizar los recursos del Estado como una finca particular. No es de extrañar en quien durante años cultivó la amistad del terrorista y archiladrón Arafat. No puede sorprender en quien ha paseado al Gorila Rojo como una pieza valiosísima de nuestra política internacional. De un ministro del Gobierno de España capaz de acusar al ex-presidente del Gobierno José María Aznar de dar un golpe de Estado en Venezuela, él que llevó a Cisneros a cenar a la Moncloa, cabe esperarlo todo. Incluso que discrimine a los medios de comunicación en función de su docilidad. Qué despreciable actitud. Qué miserable proceder. Qué abuso más sectario. Qué prueba de debilidad política y mental.
Conviene recordar a este peligroso incompetente que actualmente sirve al Gobierno de un partido, el PSOE, cuyo ex-presidente González defendió abiertamente el golpe contra el gorila liberticida. Y cuyo todopoderoso mentor intelectual, el imperio prisaico, acusó a Aznar de tratar demasiado bien al Gorila, nuevamente recibido en la Zarzuela no sabemos con qué objeto ni justificación, salvo ilustrar la diplomacia tercermundista y marginal de Zapatero y Desatinos. A este paso, no sólo no le devolverán las llamadas al presidente del Gobierno, sino que acabarán negándole al Jefe del Estado la entrada en los USA. Otro mérito de este diplomático de la coz, cuyo doctrinarismo limita siempre con la insolvencia moral, política e intelectual. A lo mejor es que Moratinos quiere buscar en Qumrán, donde se hallaron los manuscritos del Mar Muerto, los papiros que implicarían a Aznar no ya en el golpe contra el Gorila Rojo sino contra Diocleciano, el único líder occidental en quien se miran estos anticristianos de traca y se reconocen. Si ese es el fin de la expedición a Oriente Medio, evidentemente, la COPE es un testigo incómodo, aunque para Curro Desatinos, al final, todos lo son.