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Daniel Rodríguez Herrera

Impuesto revolucionario de la UE

Pero el salvaje mercado habrá sido domesticado y unos cuantos cantamañanas dormirán más tranquilos en Bruselas

La SGAE no es la única que nos obliga a pagar más por considerar que podemos dar un uso inadecuado a ciertos productos. La Comisión Europea ha decidido que los monitores planos capaces de recibir la señal digital DVI se usan sobre todo para ver películas y deben, por tanto, ser clasificados con el arancel reservado para la "electrónica de entretenimiento", un 14%. Eso es, posiblemente, más que el margen de beneficios conjunto de productores y distribuidores.
 
DVI (Digital Video Interface) es un estándar creado por la industria para fijar un interfaz común para la comunicación de señales digitales de vídeo, de mucha más calidad que las analógicas que se han empleado tradicionalmente. Tanto las tarjetas gráficas de los ordenadores como los monitores más modernos incluyen este tipo de conexión además del tradicional conector VGA que se ha usado hasta ahora. Asimismo, algunos reproductores de DVD y televisores de alta definición emplean este estándar, facilitando la interoperabilidad entre todos ellos y mejorando la calidad de la imagen.
 
Por supuesto, esto supone un inconveniente mayúsculo para la socialburocracia europea. Como los demás socialistas, necesitan tener todos los productos adecuadamente clasificados y ordenados para poder intervenir y mejorar "la jungla salvaje del mercado". Los ordenadores tienen un pequeño defecto en ese afán: sirven para todo, de modo que no se pueden encasquetar en categorías al uso. Se pueden emplear para ver la tele, los DVDs, escuchar música, navegar por Internet, escribir este periódico, hacer un sinfín de trabajos... Hasta ahora, había un acuerdo casi general en el mundo civilizado de dejar el proteccionismo fuera de este mercado. Por poner un ejemplo, los chips de memoria tienen un arancel en Estados Unidos del 0'16%. Teníamos que ser los europeos los que rompiéramos esta sanísima costumbre, una de las principales responsables de la constante bajada de precios de estos productos.
 
La consecuencia de esta medida será cerrar nuestro mercado a muchos pequeños y medianos fabricantes asiáticos. Los europeos no podremos comprar dispositivos baratos con DVI, de modo que se encarecerán, impidiendo a muchos disfrutar de sus ventajas. Para evitarlo, se volverán a vender con conexiones VGA, por lo que la adopción de este estándar se retrasará, por tanto, en todo el mundo. Pero el salvaje mercado habrá sido domesticado y unos cuantos cantamañanas dormirán más tranquilos en Bruselas, ahora que han obligado a los malvados consumidores pagar por usar un producto para un uso no permitido.
 

Daniel Rodríguez Herrera es editor de Programación en castellano.

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