Las encuestas que barajan los asesores de campaña de los dos principales candidatos a la Presidencia del Gobierno son claras a la hora de determinar cuál es el problema que más preocupa a los españoles: el terrorismo. Tras la irrupción de ETA en la campaña electoral, con el anuncio de una tregua en Cataluña, el máximo temor del equipo de Zapatero era que se produjera un atentado en cualquier otro lugar de España.
Los electores conocen los encuentros que mantuvo el socio del PSOE en Cataluña y ya han descontado esa información de su intención de voto. Tras el indudable éxito de la Guardia Civil, que ha evitado otro salvaje atentado en Madrid, el PP ha decidido volver a sacar el nombre de Carod-Rovira. Podía haberse limitado a celebrar otro éxito de su política antiterrorista. Pero no fue así. El Ministro del Interior, Ángel Acebes, ocupaba las portadas de los periódicos con su frase “el señor Carod estará muy satisfecho”. Grave error.
Por eso, el domingo tras el anuncio de la detención de dos terroristas que se dirigían a Madrid a perpetrar un sangriento atentado, Zapatero se encontraba en un callejón sin salida y sólo le quedaba una alternativa: si se habla de ETA en las elecciones afirmarán que se está violando el Pacto de Estado por la Libertad y el Terrorismo. Aún apostaron más fuerte y llegó Rodríguez Ibarra a sembrar la duda sobre la autenticidad de las detenciones en Cuenca. El mensaje socialista se ha transmitido con claridad: los ataques al PSOE en materia terrorista no son sino una manifestación más de la política electoral del PP que miente, manipula, especula con ilusiones de los jóvenes y riega con hectolitros de engaño las tierras murcianas.
Desde luego, esa dinámica en la campaña electoral es la que más beneficia a los socialistas. Se encuentran cómodos sembrando la duda, la desconfianza, el desgaste y el odio hacia el Partido Popular, una campaña en la que todo vale será la única que les podría llevar a ganar las elecciones.
El Partido Popular, con su actitud no ha hecho sino fortalecer el único punto en el que PSOE se siente a gusto. Ha dado pie a que se le acuse de hacer electoralismo con el tema que más preocupa a los españoles y el mensaje ha calado en el electorado durante estos días de campaña. La precipitación en la elaboración del mensaje por parte del Partido Popular ha dejado pasar por alto los planes del líder socialista en materia de seguridad, o su falta de planes. ¿Qué propone hacer José Luis Rodríguez Zapatero con la Guardia Civil? ¿Cómo se articulará exactamente el Ministerio de la Seguridad? El PP ha perdido una ocasión inmejorable para convencer y afianzar a su electorado en que está funcionando su política contra el terrorismo y para volver a insistir en la falta de modelo y proyecto socialista. Desgraciadamente habrá más oportunidades.
Rafael Rubio, consultor político y profesor de Derecho Constitucional de la UCM
Matías Jové, consultor político