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Zoé Valdés

¿Venezuela peor que Cuba?

No, Venezuela todavía no ha llegado al nivel tan sofisticado de terror, de odio, y al cinismo en el que han hundido a Cuba.

No, Venezuela todavía no ha llegado al nivel tan sofisticado de terror, de odio, y al cinismo en el que han hundido a Cuba.
Raúl Castro | EFE

Leo en alguna parte que Venezuela está peor que Cuba; además, según la opinión del ministro de Exteriores español, José Manuel García-Margallo, en Venezuela no se puede vivir ni un segundo y sin embargo Cuba, por el contrario, es toda una maravilla debido a lo muy españoles que son los Castro, aunque para Francisco Franco como para Manuel Fraga los Castro eran más gallegos que españoles. "Al galleguito no me lo toquen", dicen que dijo Franco del joven y ya comunista Fidel. Olvídense del mestizaje cubano al que se refirieron José Martí y Fernando Ortiz, aquí lo que importa, según Margallo, es "lo españoles que son los Castro", los dos dictadores, que para el ministro, por descontado, no lo son.

Felipe González, José Luis Rodríguez Zapatero, Albert Rivera, entre otros, se movilizan en contra del régimen de Nicolás Maduro, herencia de Hugo Chávez, herencia a su vez del castrismo. Me parece muy bien. Pero me parecería mejor si denunciaran además el origen del régimen chavista, que, reitero, no es otro que el régimen castrista. El caso es que ahora en España pareciera que todos son venezolanos, lean y rían con esta columna. Hasta los hermanazos Castro serían venezolanos, no sea más que por simpatía. Y los demás, ¡al diablo!

Algunos venezolanos son los primeros que se dedican a regar como pólvora que Venezuela está peor que Cuba. Miren que le advertimos que lo de Cuba era una tiranía totalitaria, pero ellos no oyeron e incluso viéndolo votaron por el golpista castrista Hugo Chávez, formado en Cuba por el castrismo, como han vuelto a votar por Nicolás Maduro, otro que fue entrenado en Cuba desde su más tierna juventud. Lo de Venezuela, es cierto, todavía no es castrismo puro y duro, es chavismo, o sea, un ensayo de lo que vendrá, una variante aproximativa del horror. Veamos por qué:

En Venezuela todavía hay elecciones presidenciales, en Venezuela existe la variedad de la prensa y los periodistas pueden ser bastante críticos con el gobierno, en Venezuela aún no han impuesto una libreta de racionamiento, tampoco es obligatorio pertenecer a la Juventud Comunista o al Partido Comunista para acceder a una carrera universitaria u obtener un simple trabajo. En Venezuela inclusive perviven los propietarios y los negocios, los empresarios hacen andar mal que bien a sus empresas, y hasta los activistas políticos son reconocidos por el régimen. En Venezuela hay una Asamblea Parlamentaria, partidos incluidos, con Henry Ramos Allup a la cabeza.

De los presos políticos no me hablen, con todo el respeto que siento por Leopoldo López, a pesar de que se ha declarado desde sus inicios socialdemócrata (de ahí proviene el gran apoyo que recibe de España), pero él no fue apresado, él mismo se entregó a los represores chavistas. Venezuela no tiene, todavía, un preso político que haya padecido tanto como el cubano Mario Chanes de Armas, que estuvo treinta años como preso plantado, y al igual que él puedo citar a tantos otros, Eusebio Peñalver, Ángel de Fana, así como a las presas plantadas, algunas de esas mujeres cumplieron más de quince años de cárcel. En Venezuela no se ha fusilado a la cantidad de opositores que se fusilaron en Cuba hasta el año 2003, año en que ejecutaron en menos de cuarenta y ocho horas a tres reos negros por salida ilegal del país aunque el régimen y una buena plana de la intelectualidad cubana los convirtió en terroristas, lo que fue notoriamente falso. No, los venezolanos todavía no han llegado ahí.

Las comparaciones son nefastas, no debiéramos hacerlas, pero no he sido yo la que ha empezado. ¿Seguimos? Es cierto que Venezuela sobrevive sacudida por una gran violencia, desorganizada, pero bastante parecida la hay en Cuba, organizada en Brigadas de Respuesta Rápida y bajo el mando militar de los Castro. En Venezuela no hay comida. Bueno, todavía la gente se puede fajar en la calle por un pollo podrido, en Cuba ni eso. Tampoco tienen papel sanitario, y lo que es peor (irónicamente hablando), no pueden contar con un periódico tan malo como el Granma, órgano oficial del PCC, para limpiarse el trasero, como han hecho los cubanos durante más de cinco décadas. Podríamos continuar, las diferencias son infinitas.

En Cuba hubo una guerrilla que se alzó durante siete años en contra de los Castro, fue extinguida a balazo limpio. Venezuela todavía posee una disidencia y un pueblo que se lanza a las calles masivamente, y además puede contar con la valentía de los estudiantes, varios de ellos han sido asesinados. Tras los asesinatos de jóvenes opositores en Cuba en los inicios de la cruenta revolución, la gran mayoría de los jóvenes en Cuba fueron convertidos en truculentos zombis del castrato, los demás andan detrás del negocio o de cómo armarse una balsa o buscarse un padrino que lo bautice con dólares o euros fuera de la isla. Una vez fuera ni siquiera se atreven a denunciar a la tiranía que les ha acabado la vida, por miedo a no poder regresar. Salvo unos pocos, que pasan por disidentes, y le han cogido la vuelta al régimen y han pactado hasta el mero sentido de sus existencias, regresar si hablas mal del régimen todavía no es posible para muchos exiliados cubanos. Es más, conozco a cubanos que viven en Venezuela que son públicamente críticos con el régimen venezolano, y a la hora de expresar su descontento con el cubano dan la callada por respuesta.

No, Venezuela todavía no ha llegado al nivel tan sofisticado de terror, de odio, y al cinismo en el que han hundido a Cuba. Pero si siguen por donde van, por el camino del pacifismo y del diálogo frente al burro que los doblega poco les faltará para llegar a donde ha llegado Cuba. Entonces, ya verán como nadie querrá ser venezolano. Como mismo hoy en día a nadie le importa un bledo lo que es un cubano.

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