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Zoé Valdés

Evo, el 'imperfecto idiota' cocalero

Pudiera ser que Evo haya comido demasiado pollo y se haya medio enamoriscado del chico de la CIA, que para mí pertenece sobre todo al G2.

Pudiera ser que Evo haya comido demasiado pollo y se haya medio enamoriscado del chico de la CIA, que para mí pertenece sobre todo al G2.

Desaparecido Hugo Chávez, quien seguramente ha cogido palco de honor en el reino de la idiotez letrinoamericana, allí en el Más Allá de los caudillos y dictadores de segunda mano, de brocanterie, de pulguero, toca el turno ahora de destacarse, de lucirse, al tonto de Evo Morales.

Morales ha sobrepasado a Hugo Chávez y a Nicolás Maduro, sin contar a los otros, Kirchner, Ortega, y demás etcéteras, en cuanto a mediocridad y tontería… Porque si Maduro es un perfecto idiota, Evo, por el contrario, es un idiota imperfecto. Ni siquiera aplica y clasifica de memo dentro de su distinguida y ya elocuente bobería.

Morales se ha creído que es el tipo duro con las riendas en las manos, cuando en realidad ha sido él quien ha caído en las manos –desde el inicio, aunque ahora todavía más anudado, enredado y endeudado– de los tejedores de pesadillas que siguen siendo los Castro.

El presidente cateto de Bolivia, el mismo que cree aquello de que comer pollo convierte a los seres normales en homosexuales, y demás especificidades de su guanajería, se ha metido en camisa de once varas en relación al caso Edward Snowden. Un caso del que ya se ha distanciado el mismísimo Rafael Correa, presidente de Ecuador, que intuye (como intuía y comprobó Hugo Chávez) que con esta gentuza de los Castro hay que andar al hilo. Y no les quepa la menor duda de que esto de la CIA y el espía Snowden va magistralmente machihembrado con los Castro y compañía.

Pero Evo se hace el listo, el vivo, el bicho, y miren por dónde se desliza barranca abajo y sin frenos: a inventarse un secuestro.

¡Por favor, un secuestro llevado a cabo por otro iluso de embajador español! ¡Nada más y nada menos que un secuestro de trece horas! ¡Habría que estar loco para secuestrar a un tipo como Evo Morales durante trece largas horas! ¡Qué tremenda tortura para el pobre secuestrador! ¡Ni tres minutos aguantaría yo a Evo Morales, el cocalero iluminado, vamos, ni por un Potosí!

Porque ¿saben una cosa? El problema de Evo es que ni siquiera llega a ser un perfecto idiota letrinoamericano, como ya dije y subrayo, Evo es cretino hasta en su calidad de energúmeno, con máster de gilipollas. Silvio Rodríguez debiera escribirle El Necio 2. No, mejor sería que lo escribiera Sixto Rodríguez, el Rodríguez que desbancó al otro. El mensaje llegaría a una mayor cantidad de personas en el mundo, sin dudas, y empezar por Suráfrica sería lo políticamente correcto.

Evo, el imperfecto en todo, el ignorante inútil, el babieca defectuoso, arma un revuelo alrededor de un secuestro que nunca existió. Y claro, muy poca gente lo toma en cuenta, porque francamente, ¿a quién le importa que Evo, el burro zoquete, haya sido secuestrado durante trece irremediables horas como no sea para apiadarnos del desgraciado héroe al que le han ordenado semejante tarea?

En cualquier caso, ¿qué gana Evo Morales con meterse hasta las narices en ese lío –con o sin Wikilíos– del espía Snowden, Estados Unidos, Cuba, China, Rusia, y ahora Austria? Pudiera ser que Evo haya comido demasiado pollo y se haya medio enamoriscado del chico de la CIA, que para mí pertenece sobre todo al G2. Pudiera ser que sería la única manera de que los Castro lo vuelvan a considerar como alguien de alguna utilidad, y no como el pelele que es.

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