Hoy escribo desde el fondo. Cada día detesto más ese concepto lastimero de ser mujer. Otro año más y otro marzo y otra inútil celebración. Entre tanto, algunas feministas norteamericanas encasquetadas con esos espantosos gorros rosados se tiran de rodillas en el asfalto sin entender siquiera el canto en letanía de las oraciones coránicas que se extiende por las calles y avenidas. Olvidadas del 11-S. No he visto a una sola defender a la mujer de lasharia. Como tampoco he visto hoy ninguna manifestación musulmana que defienda el derecho a las mujeres a existir sencillamente como seres humanos y no como trapos oscuros andantes o monigotes contra los que arrecian los golpes de los bárbaros.
Y bueno, tampoco Francia va mejor. Ya ven, ahora se sabe otra nueva de las presidenciales, que François Fillon escondió al Fisco un préstamo de 50.000 euros. Pero él sigue aferrado y emperrado en ser el presidente, que eso es lo único que importa en estas elecciones. ¿Francia? Que le den. Lo que importa es ser presidente.
El famoso debate se resume a esto:
Fillon: "JE and my wife".
Macron: "My wife and JE".
Nunca VOUS. Jamás TOI, dirigido a los jóvenes. Los ciudadanos no importamos más que para introducir el papelito en la urna a su favor.
El resto: pandilla de extremistas.
Los jóvenes franceses necesitan alquilarse un piso entre tres o cuatro, pero no tienen garantes porque sus padres son profesiones liberales, o sea, artistas, artesanos, escritores, pues no pueden. Pero sí hay apartamentos en el 7ème (uno de los barrios más caros de París) para los refugiados sirios. Pero mi hija con el dinero de su trabajo no puede alquilarse un piso. No es un dinero robado, es el dinero de su trabajo, reitero.
Vas a una óptica en Villejuif y no te responden en francés, porque no lo hablan, te responden en árabe. Y les importa tres pepinos que tú entiendas o no el árabe, o uno de esos dialectos.
Empieza el Ramadán y los periódicos y las teles se llenan de noticias anunciándolo. Pero la Cuaresma la silencian. Nada de nada relativo a las otras religiones, no existen. Mucho menos existen los ateos.
Miedo a la hora de tomar el metro, miedo en el tren, miedo en el teatro, miedo en el museo. Miedo a que te entren en el apartamento porque, como en mi caso, han robado en menos de un mes en dos apartamentos distintos de mi inmueble. Así se vive hoy en día en Francia, con miedo. El que cuente otra cosa miente.
Sí, hoy escribo desde el fondo. Ya me dirán que es como mejor se escribe. Es cierto. Pero es también como peor se vive.