En mis momentos más cínicos, me da por pensar que nosotros los americanos nos merecemos lo políticos que tenemos, muchos de los cuales se pueden describir en general como repugnantes. Usted dirá, "Williams, ésa es una visión bastante pesimista". Mi pregunta para usted es qué más añadiría sobre esos congresistas que ahora culpan del desastre financiero al libre mercado.
Pues bien, con la Ley de Reinversión Comunitaria de 1977, que fue endurecida durante la administración Clinton, el Congreso empezó a intimidar a los bancos y las demás instituciones financieras para que extendieran préstamos a los denominados deudores de riesgo. La zanahoria ofrecida era que estos préstamos de alto riesgo serían adquiridos por las empresas de titularidad pública Fannie Mae y Freddie Mac. Cualquiera con un ápice de cerebro debería haber sabido que esto era una receta para el desastre, pero los congresistas se negaron a ver la realidad.
Hace cinco años, el congresista demócrata Barney Frank garantizaba la "solidez" de Fannie Mae y Freddie Mac y decía "No veo ninguna posibilidad de pérdidas financieras sustanciales para las arcas públicas". En las sesiones del Congreso de 2004, donde la administración Bush solicitó mayor supervisión pare Freddie Mac y Fannie Mae, la congresista demócrata Maxine Waters decía que "ni Freddie Mac ni Fannie Mae están en crisis" añadiendo que "las agencias hipotecarias de finalidad pública han superado con creces sus objetivos inmobiliarios". El congresista demócrata Gregory Meeks señalaba que "no hay ningún problema en Fannie Mae y Freddie Mac". En estas audiencias Barney Frank añadía no ver "nada en las cuentas que plantee problemas de solidez o seguridad". A principios de este año, el senador demócrata Christopher Dodd elogiaba a Fannie Mae y Freddie Mac por "lanzarse al rescate" para ayudar a la gente a obtener créditos hipotecarios, añadiendo que "tienen que hacer más" para ayudar a prestatarios de alto riesgo a obtener mejores préstamos.
El colapso financiero de Fannie Mae y Freddie Mac no ha sido un fallo del libre mercado porque las instituciones de préstamo en un libre mercado no se habrían hecho cargo de préstamos de tan alto riesgo. Se vieron obligadas por la pesada mano del Gobierno. La solución no es un rescate financiado por el contribuyente, sino dejar que quiebren y permitir que la gente que invirtió en ellas, así como la gente que adquirió casas que no se podían permitir, paguen los platos rotos. Por supuesto eso conlleva un nivel de coraje político del que no andamos sobrados.
En 2002, cuando estalló el escándalo Enron y WorldCom, el Congreso celebró algunas sesiones y varios directivos fueron encarcelados. En estas sesiones, el Congreso se lanzó a aprobar la Ley Sarbanes-Oxley, también conocida como Ley de Protección del Inversor y Reforma de la Contabilidad de las Compañías de Utilidad Pública 2002. La ley dispone estándares innecesarios, pesados y caros de contabilidad para las empresas estadounidenses. La debacle de Enron y WorldCom es una gota en el mar en contraste con el desastre financiero que ha generado el Congreso a través de Fannie Mae y Freddie Mac en nombre de la vivienda "asequible". ¿Ha escuchado usted convocar sesiones extraordinarias del Congreso? No, y no lo ha hecho porque tanto demócratas como republicanos recibiendo cientos de miles de dólares por parte de Fannie Mae y Freddie Mac.
Estas empresas utilizaron prácticas contables promulgadas por la Junta de Estándares Contables Financieros (FASB) que estableció los Principios Contables Generalmente Aceptados (GAAP). Fannie Mae, Freddie Mac y las agencias públicas tienen prácticas contables que ni siquiera se aproximan, y nunca lo hicieron, a la honestidad de las prácticas contables privadas. El fraude contable y el engaño son los rasgos característicos de las agencias gubernamentales. Si una empresa privada maquillara los libros igual que hacen las agencias gubernamentales, los principales directivos irían a la cárcel. ¿No deberían aplicarse a Washington los estándares contables que las empresas tienen que cumplir? Mi respuesta es que sí y si el Congreso dice que no, me gustaría que nos dijera el motivo.