No salimos de nuestro asombro. El Informe PISA, que elabora la OCDE cada 3 años para evaluar los resultados académicos de los alumnos, suele ser malo para España. El nuevo –referente al 2006– ha sido aún peor. Pero lo más lamentable ha sido constatar una vez más que el presidente del Gobierno actúa en términos de prejuicio ideológico y no de realidad.
Tras analizar los indicadores educativos de 57 países, España ocupa el puesto 31 en Ciencias, el 32 en Matemáticas y el 35 en Lectura; y en esta materia es en donde el batacazo es mayor: nuestro país queda 24 puntos por debajo de la media de la OCDE y desciende 20 puntos con respecto al último informe. En relación a la Unión Europea, España tiene la cuarta peor puntuación, sólo por delante de Rumanía, Bulgaria y Grecia. Y en lo que respecta a Matemáticas se obtienen 5 puntos menos que en 2003; los resultados en Andalucía son peores que en Azerbaiyán.
Ante el desastre de las cifras desveladas, el Presidente Rodríguez Zapatero respondió a las críticas con una petición de "justicia" para el sistema educativo español y puso el acento en las familias. ¡La culpa es de los padres! En su opinión, la falta de preparación de muchos padres está detrás del fracaso escolar de sus hijos. "El problema es que hemos tenido muchas generaciones en España con un bajo rendimiento educativo, fruto del país que teníamos", resaltó.
¿Pero lo cree de verdad? Los que hemos estudiado con la EGB y el BUP ya oíamos a los profesores decir que íbamos peor preparados que nuestros padres, con el Plan 50 y su examen de Estado. Y lo comprobábamos: personas sencillas a las que conocíamos al ir de vacaciones a alguna localidad rural tenían un amplio vocabulario, podían hablarte de Platón, los Reyes Godos, recitarte poesías de los clásicos y hacerte una raíz cuadrada, mientras ordeñaban su vaca. Y además de enciclopédicos conocimientos de lo que toda la vida se ha llamado "cultura general" tenían esas buenas maneras y esa urbanidad que sólo una escuela donde el maestro era "Don Fulano" podía dar.
Zapatero también sabe que gracias a la amplia política de becas emprendida por Franco, las clases más desfavorecidas económicamente pudieron acceder a la Universidad. Que se lo pregunten a Borrell y a tantos otros de su partido. Y dentro del mismo partido, que los Solanas y tantos otros nos digan cómo se educaron en el mismo elitista colegio privado de Madrid al que acudían los nietos de Franco.
Zapatero, como en tantos otros temas del debate político nacional, sólo pretende justificarse; justificar los principios derivados de una ideología que en realidad está destruyendo la escuela pública. Antes de la Logse, los niños pobres, si eran listos, aunque sus padres fueran analfabetos, podían aprender y conseguir gracias a sus propios méritos una promoción social. Ahora, ni los hijos de los catedráticos tienen nada que hacer en la ciénaga educativa en que se ha convertido la escuela. La secta pedagógica que la domina desde los años 70 la he destruido a conciencia. Y los informes PISA sólo están extendiendo el certificado de su defunción. Es preciso soltar lastre, liberarse de estos prejuicios ideológicos que están en la raíz del problema. Instrucción, instrucción, instrucción.