Puede que con Zapatero haga una excepción si por fin se decide a visitarle, pero por ahora Fidel Castro sólo recibe a las primeras damas y a Hugo Chávez. No por gusto el venezolano le regala todos los días 90.000 barriles de petróleo. Cada poco se le ve por La Habana. Por lo que parece ni él ni su padrino confían lo suficiente en la privacidad de sus teléfonos. Dicen que el más viejo de los coma-andantes le quiere mucho más que el nuevo. En cualquier caso, ya van siendo muchas las visitas de Chávez y de sus maletas a la Isla-cárcel.
Poco antes de despedir por enésima vez al golpista venezolano Raúl Castro nombró a tres nuevos vicepresidentes. Entre ellos, al siniestro Ramiro Valdés, como los otros dos, miembro del Buró Político del Partido Comunista Cubano. Ya son ocho los generales que encabezan la gran patraña que sólo alcanza a confiar en la vieja guardia. Hasta ahí llegan las promesas de cambio en el que algunos desalmados simulan confiar. No más allá de los viejos carceleros dueños de lo que vale algo en Cuba. Receptores de todo lo que les llega también de Sevilla. Los ancianos comandantes todavía cuentan con el favor de una legión de miserables que antes de ayudar a las víctimas prefieren financiar a sus verdugos.
Quien ya no tendrá que disfrutar delos logros del buró penitenciarioes Eduardo de la Fuente. El sacerdote español vivió y murió al lado de los más necesitados.Más de mil cubanos asistieron a su funeral. Junto a ellos estaba el embajador de Madrid en La Habana. AManuel Cacho Quesadano le costará mucho esfuerzo mejorar la labor de su antecesor. Puede que le ayude su experiencia en Siria. También en Cuba tendrá que alternar con los que no renuncian a exportar su barbarie. El Buró castrista no se diferencia mucho del sirio.