Cuando se cumple apenas un año y medio de la fundación de Vox, asistimos al cumplimiento de las razones que nos llevaron a nacer; de modo palpable, como una bofetada. El avance de la peor izquierda y el hundimiento y capitulación de la derecha es un hecho ya incontestable.
Era sólo cuestión de tiempo que la tibieza o, lo que es peor, las traiciones sistemáticas y obstinadas del Gobierno de Rajoy a las promesas que le llevaron a la mayoría absoluta, junto con el expolio montoril de las clases medias, llevasen a una huida en masa de sus votantes.
Los que hace año y medio apuntamos y denunciamos esa deriva, que ya permitía atisbar en el horizonte el choque del barco con el acantilado, sufrimos desde el inicio no ya el desprecio de un poder que ahora se derrumba, sino todo tipo de presiones que buscan nuestro silencio.
No nos hemos callado en ningún momento, y no porque buscásemos el aplauso o la notoriedad, solamente alzar la voz a modo de faro que evitara una segura colisión con las rocas.
Ha sido imposible en estos años evitar el choque del Partido Popular, con su fatalista capitán Mariano Rajoy al mando, contra las rocas de la realidad. Tal ha sido su ceguera. Su obstinación.
Pero maldita la gracia de acertar con nuestras previsiones, cuando el resultado no es ya el hundimiento de un partido, que puede pasar en el tiempo como cualquier otro , sino dejar el mar en manos de piratas que vienen a abordar nuestras instituciones y a hundir los valores sobre los que se asienta el navío de nuestra sociedad.
Desde el faro no hemos podido convencer al capitán del barco de que variase su rumbo. Ahora que vemos perecer irremediablemente su nave, es la hora de sumar a los navegantes de bien para ir todos juntos a hacer frente a la piratería. Muchos y muy valiosos son los que se alejarán del naufragio en solitario y en pequeños botes. En lontananza, la refundación de un instrumento político que permita navegar a la derecha española sobre la base de sus firmes principios y con una hoja de ruta precisa, con rumbo seguro y cierto.
Es el llamamiento a los naúfragos del que pronto se tendrá noticia. Porque en Vox no vamos a dejar nuestros mares en manos de piratas. Ni nos faltará generosidad para subir a la cubierta a los naúfragos que compartan nuestro rumbo. Hasta ahora hemos sido la conciencia de la derecha española; hoy somos su única esperanza. ¡Tierra a la vista!