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Santiago Abascal

Pablo Iglesias contra Amancio Ortega: la prédica de la envidia

No hemos escuchado a nadie relevante de PP, PSOE y Ciudadanos defender al fundador de Inditex de los virulentos ataques de la extrema izquierda.

No hemos escuchado a nadie relevante de PP, PSOE y Ciudadanos defender al fundador de Inditex de los virulentos ataques de la extrema izquierda.
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Culmino hoy una entrañable celebración familiar: el cumpleaños de mi querida abueliña, que ha alcanzado los 87 años con extraordinaria salud física y psíquica. Gallega de humíldisimo origen, nunca perdió su dignidad ni se dejó llevar por el resentimiento de clase. Ella me habló muchas veces, y volvía a hablarme hoy, del joven Amanciño al que conoció, por la vecindad de ambas familias en una zona humilde de La Coruña de la posguerra, las viviendas de la Renfe, la número 7 ocupada por los padres de Amancio Ortega y la número 4 por los padres de la abueliña. Emociona escucharle relatar las audacias de ese joven que salió adelante partiéndose el pecho. Se le llena la boca de admiración y orgullo aún hoy a la abueliña al relatar las conquistas de su ahora ilustre vecino.

Recientemente, Amancio Ortega ha cumplido años también, 80 años. La extrema izquierda no ha podido dejar pasar el acontecimiento sin volcar toda su ira contra nuestro primer empresario. En medio del debate ha aparecido este antiguo tuit de Pablo Iglesias:

Así que, según el amigo de Otegi, el hecho de aparecer en el ranking de los ricos convierte a un empresario en enemigo de la democracia y en terrorista. Esto no es nueva política, sino una reedición del comunismo de toda la vida. Una ideología que nadie mejor que Churchill supo retratar como

la filosofía del fracaso, el credo de la ignorancia y la prédica de la envidia; su virtud inherente es la distribución igualitaria de la miseria.

Pero el problema no es Pablo Iglesias. Una democracia sana sería capaz de generar por sí misma anticuerpos contra personajes y movimientos tan antidemocráticos, antinacionales y totalitarios como Iglesias y su banda.

Nuestra democracia está enferma. Prueba de ello es que el partido del Gobierno, lejos de combatir con energía a Podemos, lo promueve como forma de debilitar y dividir a la oposición. Peligroso juego, sin duda, que en caso de salir mal condenará a nuestra nación al yugo del socialismo real. Algo que importa poco a los que ya tienen como única causa la defensa de su poltrona.

No sólo el partido del Gobierno está enfermo. El PSOE, en una deriva frentepopulista que recuerda a la de los partidos izquierdistas de la Segunda República, plantea una alianza con los totalitarios como forma de llegar al Gobierno.

Lo peor de todo es que nadie contesta a los de Iglesias. Unos porque no quieren debilitarles, los otros porque quieren apoyarse en ellos. Y mientras tanto millones de españoles, muchos de ellos personas de bien, hastiados de la corrupción y la falta de empatía de la clase política, compran el discurso anticasta de Iglesias y entregan su papeleta a los bolivarianos.

Nosotros combatiremos siempre al totalitarismo. Denunciaremos siempre una ideología perversa, el comunismo, que ha sido la causante de las dictaduras más sangrientas de la historia y que aún hoy en día reprime la libertad y condena a la miseria a países hermanos como Cuba, Corea del Norte o Venezuela.

No hemos escuchado a nadie relevante de PP, PSOE y Ciudadanos defender al fundador de Inditex de los virulentos ataques de la extrema izquierda. Para nosotros, una persona como Amancio Ortega, que ha empezado desde abajo y ha llegado a ser la segunda persona más rica de la Tierra, lejos de ser un terrorista o un enemigo de la democracia es una bendición para nuestra patria y un ejemplo de superación para los más jóvenes.

Inditex es un orgullo para todos los españoles. Una empresa que ha revolucionado el sector textil, haciendo la moda asequible a todos los bolsillos. Una empresa que ha creado más de 150.000 empleos en el mundo. Y que en el año 2015 generó en España 50.000 empleos indirectos. Una empresa que aportó al erario público en 2015 la friolera de 1.000 millones de euros, entre Impuesto de Sociedades, aranceles y cotizaciones sociales. Recursos que, hoy más que nunca, son muy necesarios para pagar las pensiones, la sanidad y la educación de todos.

En España necesitamos más emprendedores como Amancio Ortega, necesitamos más empresarios valientes y con sensibilidad social, y menos políticos totalitarios, intervencionistas y envidiosos como Pablo Iglesias. Más personas que creen riqueza y menos apóstoles del odio y el resentimiento social.

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