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Santiago Abascal

Las catacumbas de la política española

A los de las catacumbas ya no les engaña nadie. Y por eso van a votar en conciencia, y a conciencia, a Vox.

A los de las catacumbas ya no les engaña nadie. Y por eso van a votar en conciencia, y a conciencia, a Vox.

Con las ruedas de molino de la demoscopia quieren hacer comulgar a la realidad profunda de la sociedad española. Tal es el menú: cuatro opciones, nada más que cuatro opciones tienen los españoles. O la corrupción constitucional del PSOE, o la corrupción rampante que aqueja al Partido Popular, también en forma de corrupción ideológica, o la rabia extremista de Podemos o la nada ideológica de Ciudadanos, que no se moja ni debajo del agua.

En la España de hoy la televisión nos mete partidos por los ojos, y encuestas por donde quepan. Parece que la novedad, la reacción o el recambio sólo pueden venir de la caja tonta. Lo demás no existe. Me paran estos días por la calle las señoras de Madrid, me cogen el brazo y me zarandean. "Es que no salís en la tele", me abroncan indignadas e incrédulas. Se comprende que así ni hay derecha ni hay derecho.

Y es que la desesperación de un amplio sector social es cada vez más visible y palpable en las calles. Insisto, me zarandean, literalmente. Hay millones de españoles que se niegan a comer el menú estrecho y ruin de los cuatro jinetes de la demoscopia, o que lo engullen a regañadientes y como con asco. Pero es que no hay nada más bajo el sol, les dicen.

Y parece cierto. Pero hay movimientos subterráneos que no se podrán contener, por mucho que Vox haya sido recluido por la Junta Electoral de Madrid en las catacumbas. Ni un solo espacio exterior han concedido en las calles capitalinas para nuestros actos. Discriminatoriamente. A los demás sí, para que comulguen ustedes con las ruedas de molino de la corrección política. Ni un asiento nos ha dado Telemadrid en el debate de mañana, pero sí a Ciudadanos, que no tiene representación en la Asamblea de Madrid y que en las europeas obtuvo pocos votos más que Vox en Madrid, no alcanzando el 5 por ciento. Claro, no aparecemos en sus encuestas. UPyD tampoco pero tiene asiento parlamentario y eso basta. Así se entiende que no haya derecha ni haya derecho. Y que las catacumbas estén cada vez más llenas de aquellos que no quieren votar a la izquierda ni a los progres. La buena noticia es que las catacumbas están rebosantes, desbordadas, cada vez más, de españoles que no quieren votar a la indefinición ni votar por miedo porque creen que lo útil es votar a quien defiende tus valores. Esas personas tienen cualidades de las que otras carecen: la paciencia y la perseverancia. Y saben que los movimientos subterráneos se abren paso, como lo hacen las semillas al germinar. Inexorablemente. Tiempo al tiempo. Porque son millones los españoles que piensan como nosotros y no se ven representados por ninguno de los platos de la carta que nos ofrece el sistema.

Lo sabe Esperanza Aguirre, y por eso se presenta a alcaldesa pero discursea como si concurriese a la presidencia del Gobierno, muy por encima de los asuntos municipales que serían de su competencia. Y también lo sabe Rajoy, que por eso en Madrid se ha travestido de Esperanza para volver a confundir a los mismos a los que ha traicionado. Pero a los de las catacumbas ya no les engaña nadie. Y por eso van a votar en conciencia, y a conciencia, a Vox.

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