La manifestación convocada por la AVT para el día 11 resulta sospechosa, por varias razones:
- Viene después de la convocada por Alcaraz, a la que no se sumó la AVT, que yo recuerde.
- Ha sido apoyada por el PP rajoyano, precisamente el que acabó con las grandes manifestaciones de la AVT en la primera etapa de Rodríguez, poniéndose a la cabeza... para disolver aquel movimiento cívico.
- El PP de Rajoy ha estado detrás, asimismo, del cambio de política en la AVT, que convirtió a esta organización en una nadería política después de Alcaraz. También presionó para acallar las voces opositoras de Jiménez Losantos y de César Vidal.
- Ese partido ha jugado desde el primer momento al confusionismo, diciendo que la manifestación actual no se dirige contra el Gobierno. ¿Contra quién, si no? Si el PP cree que el Gobierno aplica una política realmente antiterrorista y no de colaboración con la ETA, aunque sea con algunos errores, ¿por qué había de sumarse a una manifestación contra no se sabe qué? Basagoiti, uno de los politicastros más baratos del PP, ha aclarado que se trata de "apoyar al Gobierno". Eso es lo que ha hecho básicamente el PP hasta ahora con respecto a la colaboración de Rodríguez con los terroristas, "oponiéndose" mediante protestitas insignificantes a tan graves hechos.
- La presidente de AVT, Ángeles Pedraza, ha señalado que la manifestación tiene por objeto "exigir al Gobierno, que es quien tiene en su mano que ETA no entre en las instituciones". Quien lo tiene en su mano debería ser la justicia, si no empezara a ser excesivo hablar de tal cosa en España. El Gobierno de Rodríguez ha sido precisamente el que ha vuelto a introducir a los asesinos en las instituciones, por medio de la ANV, con las correspondientes prebendas y dinero público, y con plena conciencia de lo que era, y eso no lo denuncia casi nadie.
- Además olvida la AVT los costes tremendos que esa política ha supuesto para la democracia, el Estado de Derecho y la unidad de España.
- Por todo ello cabe pensar que esta confusa convocatoria busque, de modo consciente en unos, inconsciente en otros, reconducir de nuevo a la nada un movimiento cívico que preocupa a todos los partidos, vista la capacidad de convocatoria demostrada por Alcaraz y el descontento difuso de la ciudadanía con respecto a los políticos.