La izquierda es matona porque la derecha es medrosa. Salvo la Falange en el 36 que le echó narices.
Si a la izquierda le haces frente, otro gallo cantaría. Son valientes en masa, pero frente a frente, huyen.
Por su totalitarismo, no conciben que alguien pueda pensar de manera diferente, siga vivo, y con la cabeza alta. Eso les crispa. La mera existencia de los otros, les crispa.
La izquierda siempre ha sido violenta y matonil porque siempre ha tenido a su favor la cobardía y los excesivos remilgos de sus víctimas, con la excepción de quienes les plantaron cara y les vencieron en la Guerra Civil, manteniéndolos a raya hasta el final del régimen.
Hoy que ha muerto Montesquieu cuenta, la izquierda, nuevamente con todos los poderes del Estado y con la nueva cobardía de quienes debieran plantarles cara, el PP, pero ya sabemos lo que hay.
El movimiento cívico que usted reclama contra la izquierda actual es un sueño, dado el carácter indolente y la poca o nula predisposición de la mayoría de la gente a involucrarse en política, a asumir responsabilidades y a dar el callo por los demás o, simplemente, por España.
Sin embargo es muy considerable el nivel de hartazgo de otros muchos españoles que sí se sienten protagonistas, y que están dispuestos a hacer lo que en su mano esté para sanear la nación y su vida política. Se verá hasta dónde llegan sin tardar mucho.
Con esta izquierda es muy complicada la convivencia, y el parlamento es un fraude por muchas causas, ley electoral, dicen representarnos, y lo peor y más grave, el partido en la oposición-especialmente si es el PP- queda anulado por completo, y eso es intolerable; no se puede legislar de espaldas a la mitad del electorado nacional. Lo legal es ilegítimo por definición, puesto que el psoe desprecia y anula a más de diez millones de votantes; así no vamos bien.
La degradación me parece tan asquerosa que estoy barajando la abstención como una postura de dignidad personal, no participar en el fraude.
Nada Don Pío, que el Nietísimo nos resucita la Ley de Defensa de la República.
Claro, con el apoyo del Rey Republicanísimo.