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Pío Moa

Evoluciones e ideas

Dice Gallardón que cree a Rubalcaba, es decir, al portavoz de Filesa y del GAL, o sea, de la corrupción masiva y del terrorismo gubernamental; y luego de la colaboración con la ETA.

Dice Gallardón que cree a Rubalcaba, es decir, al portavoz de Filesa y del GAL, o sea, de la corrupción masiva y del terrorismo gubernamental; y luego de la colaboración con la ETA. Y le cree en el momento en que está relanzándose dicha colaboración, mientras se atacan los fundamentos del Estado de Derecho. Si le cree –o dice que le cree– solo puede ser porque está en el mismo negocio. Y así es: Gallardón se halla muy cerca de Rodríguez y, a través de él, de la ETA, aunque no sea, o más bien no quiera, hacerse consciente del hecho.

Gallardón ha viajado desde la extrema derecha al progresismo más desenfrenado, un viaje muy frecuente (Verstrynge ha ido más allá todavía). Nada que objetar. De hecho, verdaderas masas de la población han cambiado muchísimo de ideas o tendencia política en estos últimos veinte o treinta años, dato que acaso puedan explicar los sociólogos. Pero en el caso de los personajes públicos nunca está de más que expliquen con cierta claridad los motivos de sus evoluciones e involuciones. Incluso si esos motivos parecen fáciles de adivinar desde fuera, porque nunca se sabe. Pero, curiosamente, casi ninguno de esos personajes se ha dignado ofrecer la menor aclaración al público que les vota o les atiende. Quizá piensen que la gente no se lo merece, o que no vale la pena perder el tiempo en tales fruslerías.

No se suele reflexionar sobre el sentido de la colaboración del Gobierno con la ETA. Básicamente el mensaje a los terroristas es este: "Los asesinatos y atentados cometidos por ustedes durante todos estos años han estado muy bien, su fondo puede calificarse de progresista y merecen recompensa. Ustedes rechazaron la reforma democrática posfranquista a la que nosotros hubimos de resignarnos por estar entonces muy débiles. Pero ahora deben ustedes dejar las pistolas, porque ya somos bastante fuertes y volvemos al rupturismo, como hemos demostrado con la Ley de Memoria Histórica. Si lo hacen así, todo serán ventajas mutuas. Ustedes obtendrán el justo premio a sus esfuerzos mediante amplísimas concesiones políticas, dinero público, proyección internacional, etc., sobre el modelo del estatuto catalán, que deja en residual la unidad de España y supone un muy largo paso hacia la secesión, si ustedes siguen interesados en ella. Y nosotros apareceremos como los pacificadores del país, es posible incluso que nuestro presidente reciba el premio Nobel de la Paz, como ustedes mismos han sugerido. Además, lo presentaríamos como hecho histórico, que nos ayudaría mucho a ganar las próximas elecciones. Piensen ustedes que el PP, aunque ha evolucionado de modo notable en sentido progresista, cabe pensar que no será tan receptivo a sus exigencias como nosotros. Tal es nuestra oferta leal. Después de todo, compartimos las ideas socialistas, antifranquistas, feministas, ecologistas, antiimperialistas, pro castristas y tantas otras cosas. Es mucho, muchísimo más lo que nos une que lo que nos separa. No nos perjudiquemos ahora por asuntos menores".

En esto consiste el fondo ideológico, la "filosofía" de todo este largo "diálogo", "proceso de paz", "negociaciones", etc. Y Gallardón, como otros muchos en el PP, no encuentra razones para oponerle argumentos demasiado fuertes. Al contrario.

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