Las últimas encuestas sobre la intención de voto de los españoles en las próximas elecciones europeas son aterradoras. Anuncian un auge espectacular de la extrema derecha que amenaza con plagar la Eurocámara de radicales populistas ansiosos por socavar el proyecto europeo.
Veamos. El tradicional partido de extrema derecha aspira a triplicar su número de escaños –pasando de 2 a 6– y su porcentaje de voto –del 3,7 al 11%–. El poder de este partido en España se ha visto afianzado al entrar en el gobierno de su mayor región, en coalición con un partido conservador. Pese a ello, se está beneficiando del desencanto ciudadano con la clase política.
A este gran partido ultraderechista se suman varios más de distinto cariz. Por un lado está el partido nacionalista dominante en la segunda mayor región. Su programa está basado en dinamitar el orden constitucional del país y en romper sus reglas básicas de convivencia. Varios de sus miembros militaron en el pasado en grupos terroristas. Las encuestas le dan entre 1 y 2 escaños. Por otro lado está el heredero directo de otra organización terrorista nacionalista con cerca de mil muertos a sus espaldas. Este partido también tiene una importante presencia institucional en una próspera región española (dirige, por ejemplo, la alcaldía de la ciudad con la vivienda más cara de España). Aspira a alcanzar la presidencia regional en las próximas elecciones. Las encuestas le dan un escaño europeo, con lo que recuperaría el que perdió en 1999.
Pero hay más. También existe una coalición de pequeños partidos de extrema derecha del Oriente español con un programa que combina –como el Frente Nacional francés– el nacionalismo con la protección del medioambiente. Estos pequeños partidos tienen algunos diputados autonómicos y alcaldes. Ahora aspiran a obtener un diputado europeo.
Y más aún. Pese al elevado número de partidos de la derecha más radical, se acaba de crear uno nuevo. Éste nace al calor de las redes sociales, de la televisión y de un descarado culto al líder (supuestamente financiado por un régimen extranjero) que lleva a que la imagen de su candidato sea su logo. También aspira a un escaño.
Sumados, estos cinco partidos y coaliciones de extrema derecha –un verdadero "Eje del Mal"– podrían llegar a obtener 11 escaños y cerca del 20% del voto español. Este resultado supondría casi cuadruplicar el obtenido en 2009. Entonces, la extrema derecha española obtuvo 3 diputados y menos del 7% de los votos. También llevaría a que superase –en porcentaje de voto– el resultado del partido conservador.
Con un 20% de los votos, la extrema derecha española empataría con el Frente Nacional francés. Al igual que ocurre en Francia, la subida de la extrema derecha está radicalizando el programa del principal partido conservador español. Buen ejemplo de ello son estas 15 propuestas conservadoras dominadas por un indisimulado "ordeno y mando".
La pujanza del radicalismo ultra español también ha llevado a que su candidato europeo –un griego– haya decidido abrir su precampaña en España.
Ahora, querido lector, relea el artículo. Al hacerlo, sustituya izquierda por derecha y socialista por conservador. Descubrirá así el silencioso auge del radicalismo español que las encuestas indican y que ningún medio ha denunciado al estar todos demasiado ocupados avisando de la subida de la extrema derecha en el resto de Europa.