El régimen franquista contaba con una serie de periódicos que constituía la Cadena del Movimiento. El principal era Arriba, y luego en casi todas las provincias había uno: Lanza (Ciudad Real), Alerta (Santander), La Nueva España (Oviedo), Hierro (Bilbao), Odiel (Huelva), Solidaridad Nacional (Barcelona), España (Tánger, donde empezó a trabajar Eduardo Haro Tecglen), Marca (Madrid)... Muchas de esas cabeceras todavía existen, aunque, por supuesto, con una línea editorial distinta de la falangista de entonces
Sin embargo, en esos años los periódicos más vendidos eran los de propiedad particular, como el ABC (Madrid y Sevilla), La Vanguardia Española (Barcelona), el Ya (Madrid), La Gaceta del Norte (Bilbao), La Voz de Galicia (La Coruña)... El único de los azules que se coló en este pelotón fue Pueblo, diario de los Sindicatos Verticales dirigido por Emilio Romero.
Por encima de 'ABC' gracias a Aznar
Cuando muere, en noviembre de 1975, Francisco Franco, el diario generalista más vendido de España desde hacía años era La Vanguardia Española. De acuerdo con las cifras de OJD recogidas por la investigadora Rita Ferreira, ésta era la difusión media de los principales periódicos de Madrid y Barcelona:
CABECERA | 1974 | 1975 | 1976 |
La Vanguardia Española | 218.755 | 220.217 | 220.127 |
ABC | 190.220 | 181.437 | 186.323 |
Pueblo | 189.248 | 179.527 | 170.254 |
Informaciones | 56.915 | 61.197 | 74.797 |
Tele/Exprés | 31.058 | 32.613 | 37.865 |
La única desventaja era la concentración de la venta en Barcelona. La Vanguardia vendía en la provincia catalana más del 80% de su tirada, mientras que el ABC vendía en Madrid en torno al 65%.
El cambio se produjo en los primeros años 60; hasta entonces, el periódico propiedad de los Luca de Tena ocupaba el primer lugar. La responsabilidad del éxito vanguardista cabe atribuírsela al periodista Manuel Aznar, nombrado director por el Gobierno en sustitución de Luis Martínez de Galinsoga, tras un boicoteo de los suscriptores y anunciantes al diario debido a los insultos del destituido a la lengua catalana y los catalanes. Manuel Aznar, abuelo de José María Aznar, dirigió La Vanguardia durante dos años y dejó el cargo para marchar a Rabat como embajador. Su nombre ha sido borrado de la historia oficial del diario que está al alcance de los internautas.
Órgano del Partido Liberal y monárquico
La Vanguardia nació como órgano de prensa del Partido Liberal. El 1 de febrero de 1881 dos empresarios de Igualada, los hermanos Carlos y Bartolomé Godó Pié, sacaron a la calle el primer número. "Nació como órgano de expresión de una fracción del Partido Liberal de Barcelona, que aspiraba a conseguir la alcaldía de la ciudad", se lee en la web del Grupo Godó. Ahí se lee también:
Siete años más tarde, comenzó la historia de La Vanguardia como modelo de diario independiente, plural y moderno. El 31 de diciembre de 1887 dejó de publicarse como órgano del Partido Constitucional, y el 1 de enero de 1888, primer día de la Exposición Universal de Barcelona, presentó un nuevo formato, con doble edición de mañana y tarde, al margen ya de cualquier partido político.
En octubre de 1916, el rey Alfonso XIII creó conde de su apellido a Ramón Godó Lallana, hijo de Carlos y sobrino de Bartolomé, propietario entonces de La Vanguardia y antes diputado liberal en las Cortes. Falleció en 1931 y le sustituyó como propietario del periódico y titular del condado su hijo Carlos Godó Valls. La grandeza de España para el título nobiliario la concedió el rey Juan Carlos en 2008.
Oportunos días feriados en 1936 y 1939
El 22 de julio de 1936, después de no publicarse los días 20 y 21, La Vanguardia reapareció, pero ya incautada por "el Gobierno de la Generalidad de Cataluña". El 27 de enero de 1939, después de un día de asueto, el 26, reapareció con un titular a toda página:
Barcelona para la España invicta de Franco. En este momento histórico, La Vanguardia dice: "¡Presente!".
El día 25, en cambio, había titulado: "El Llobregat puede ser el Manzanares de Barcelona".
Carlos de Godó Valls fue cinco veces procurador en las Cortes orgánicas del franquismo, desde 1958. En tres de las ocasiones, el empresario y aristócrata fue elegido por la representación sindical; en las otras dos, 1967 y 1971, fue designado personalmente por el jefe del Estado, que entonces era el general Francisco Franco. Éste no solía nombrar procuradores ni gobernadores civiles ni ministros a enemigos del régimen, sino a personas adictas, aunque en distinto grado de entusiasmo.
Con motivo del fallecimiento de Carlos Godó, en 1987, la portada de La Vanguardia la ocupó una foto suya con un pie en el que se leía, entre otros elogios, el siguiente:
El señorío y la ponderación personificados, [Carlos] acertó siempre a llevar este periódico al buen puerto de la sensatez, del seny y del amor a Cataluña y España.
Su hijo Javier, nacido en 1941, no ha ocupado ningún cargo en las Cortes, pero se sienta en otros sillones más rentables. En los años 80 y 90 fue presidente de Antena 3 Radio y de Antena 3 Televisión; en 1992 Godó vendió sus acciones en la radio a Prisa, que acabó disolviéndola en la SER. Desde 2005 es miembro del Consejo de Administración de Caixa Bank. También es vicepresidente segundo de La Caixa, consejero de Vida Caixa Grupo y miembro del patronato de la Fundación La Caixa.
De 'La Codorniz' al 'Avui'
Entre los negocios en prensa que ha hecho la familia Godó se encuentran la propiedad de la revista de humor La Codorniz (otro propietario fue Juan José Pradera Ortega, tío del editorialista de El País Javier Pradera) y del 40% del capital del diario separatista catalán Avui (que compró en 2004 y vendió en 2009). La única diferencia es que La Codorniz ganó dinero honradamente, mientras que el Avui da pérdidas.
Como gran parte de la prensa de papel de pago, La Vanguardia necesita de las ayudas públicas para cubrir sus ingresos. Así, la Generalidad concedió en 2011 casi un millón de euros al Grupo Godó por las ediciones de sus periódicos en catalán y en 2012 otra subvención por importe de 5,5 millones para la ampliación de la planta de impresión "para la edición catalana" de La Vanguardia.