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Pedro Fernández Barbadillo

El Olentzero y el Apalpador, los ladrones de la Navidad

Un número creciente de gallegos está cayendo en la trampa nacionalista, hipnotizados por el paletismo de defender y tragarse "lo de la tierra".

Un número creciente de gallegos está cayendo en la trampa nacionalista, hipnotizados por el paletismo de defender y tragarse "lo de la tierra".

La Navidad, como todo el calendario, es un campo de batalla de las guerras ideológicas. Los revolucionarios franceses se inventaron un calendario nuevo; los bolcheviques rusos, los nacionalsocialistas alemanes y los comunistas castristas han tratado de borrar las fiestas cristianas con solsticios, equinoccios, fiestas de la cosecha... Esa tendencia a borrar las huellas cristianas y tradicionales se mantiene en nuestros tiempos con la sustitución de la Semana Santa o la Semana de Pascua por la Semana de Primavera, la eliminación de la datación antes y después de Cristo y la exigencia de montar Navidades laicas. Los nacionalistas separatistas vascos y gallegos también realizan sus campañas de manipulación en el mismo sentido. Desde hace unos años, al Olentzero bizkaitarra se ha unido la figura del Apalpador gallego, todavía más repugnante.

En mi libro Bokabulario para hablar con nazionalistas baskos definí así al Olentzero:

Viejo chalado que permanece encerrado en una chabola del bosque todo el año y sólo sale en Nochebuena. Distribuye juguetes a los niños vascos. Es compañero de Papá Noel, pero, a diferencia de éste, se ha quitado el pijama rojo. Viste harapos, va sucio, no se le conoce mujer y convive con cabras, pese a lo cual los nacionalistas le permiten acercarse a sus hijos.

Según Julio Caro Baroja, esta figura existió en algunas comarcas montañesas de Guipúzcoa y Navarra, donde, lógicamente, había carboneros de leña. Este mito ha sido adoptado y modificado por los nacionalistas para ponerlo a su servicio y seguir secularizando y desespañolizando la sociedad.

Renacido por obra de las 'ikastolas'

El bizkaitarra francés Claude Labat, uno de los promotores del Olentzero, reconoció hace años que esta figura se recuperó, a partir de 1972 (¡bajo la dictadura franquista!), en las ikastolas (Gara, 24-12-2005):

Olentzero tuvo su origen en el Bidasoa, en Bera [Vera], en Hondarribia [Fuenterrabía], Irún y Hendaya, tal vez un poco. La fiesta tuvo allí su comienzo. Después fue llevada a Ipar Euskal Herria [país vasco francés] por las ikastolas. La primera en la que se celebró el Olentzero fue en la ikastola de Arrangoitze, en 1972 creo, no me acuerdo muy bien la fecha. A partir de ahí se ha expandido por todo Ipar Euskal Herria, en todos los lugares donde había una ikastola. Es muy interesante ver cómo fue, porque son los alumnos de las ikastolas, con sus andereños [maestras], los primeros en celebrar este acontecimiento. A partir de ahí se ha propagado por todas las ciudades.

Con la ayuda de las subvenciones, se olvida de decir Labat.

Las instituciones vascas controladas por el PNV y Bildu (ayuntamientos y diputaciones) subvencionan fiestas con el Olentzero, mientras regatean ayudas a las cabalgatas de los Reyes Magos. Incluso la televisión pública EITB ha rehusado en algún año emitir las cabalgatas, como si la imagen de los Reyes Magos fuese tan insoportable para los buenos vascos como el mensaje de Navidad del rey de España.

Muchos padres sin carácter o con deseos de recibir el carné de buenos vascos visten en Nochebuena a sus retoños con blusas, alpargatas y boinas, y los unen a los desfiles (kalejiras) detrás de muñecos del Olentzero. Este mito precristiano, readaptado a la mitología nacionalista, cuenta con el apoyo del eusko-klero, al que no le importa participar en la paganización de la sociedad vasca con tal de acercarse a su Euskadi amada.

Un sobador de niños gallego

El nacionalismo gallego tiene una dependencia enfermiza de sus hermanos mayores vasco y catalán. El funcionario español José Manuel Beiras aceptó en 2004 un premio de la fundación Sabino Arana, cuando el fundador del PNV había dedicado epítetos repugnantes a los gallegos, como el siguiente (Bizkaitarra, nº 25, 24-IV-1895):

Los malos bizkainos... han degenerado hasta el punto de parecer gallegos.

Por ello, los separatistas gallegos han tratado de encontrar su Olentzero, y lo han hallado en el Apalpador. Esta figura milenaria y arraigada se conoció en fecha tan lejana como 2006, cuando una página nacionalista que defiende la asimilación del gallego al portugués publicó un artículo descubriéndolo a la humanidad.

El Apalpador es un carbonero que vive en el monte, como el Olentzero; se toca con boina y fuma en pipa, como el Olentzero; lleva regalos a los niños en Nochebuena, como el Olentzero; su nariz roja muestra su gusto por las bebidas alcohólicas, como el Olentzero... La única y siniestra diferencia es que el Apalpador entra en el dormitorio de los niños y toquetea sus barriguitas con la excusa de comprobar si están bien alimentados por sus padres. Como dice el periodista gallego Manuel Morales do Val,

tras algunos personajes de reciente invención, como este, se oculta la maldad disfrazada de castañas y caramelillos.

Por desgracia, un número creciente de ciudadanos e instituciones gallegos está cayendo en la trampa nacionalista, hipnotizados por el paletismo de defender y tragarse "lo de la tierra".

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