La noche comenzó por la tarde cuando se conocieron los primeros datos de la participación. Diez puntos menos. Demasiados para atribuirlos al cambio de hora. Fuentes fetėn habían revelado desde el miércoles el hundimiento del voto socialista. El viernes, muchos del régimen firmaban ya 41 escaños. Desastre, debacle, despeñamiento, esto es, griñanazo. Para colmo, la sagrada escritura de The New York Times, jeremíaco, profetizaba la ruina del templo de Suresnes y el terremoto en Ferraz. Griñán empezaba a degustar el amargo sabor de la historia perdida. Ya probó la acidez del récord de paro en 1995, la derrota de 1996, la vitriólica venganza del coronel Chaves en su fuga a Madrid, el sajado de las facas internas y otra vez el récord de paro, qué cruz para un inspector de Trabajo. Es el fátum. Incluso los malvados plumillas bautizaron su caravana electoral con el infame mote de "ereforceone". Canallesca.
A las ocho y nada parecía comenzar la caída del régimen. La participación reflejaba el desierto labrado en el corazón del felipismo. El dictamen de los propios era claro: la refundación sobre nuevas bases. Cambio para todos. Alguien escribía hoy sobre la gloriosa historia del PSOE andaluz. ¿Sirven para algo los ojos? El PP aparecía como ganador. Se hablaba de mayoría absoluta. Todos estaban convencido de ello, incluso el PSOE.
Pero he aquí el recuento. Comenzó mal para el PP. Siguió mal y ha terminado menos mal, pero mal. Javier Arenas no será presidente, a pesar de haber ganado las elecciones, y una IU inclemente prolongará el régimen por cuatro años más, si antes no se va Andalucía al garete.
Y en el aire, una grave pregunta. Si el PP tuvo en 2008 más de 1,7 millones de votos, ¿cómo es que en 2012, con el deseo de cambio instalado en Andalucía y con la corrupción galopando hasta enterrarnos en la mer...dé, no han estado a pie de urna? Inexplicable que la abstención haya perjudicado al PP, cuyo voto cae por debajo de la media electoral.
Griñán ha perdido, pero el régimen se ha salvado. Perdida Asturias, Griñan tragará el sapo más grande, pero podrá pagar la luz de Ferraz. Arenas ha ganado, gesta histórica, pero esta IU no tiene la grandeza de la de Anguita y Rejón y procurará pagar lo que debe y seguir el camino de un régimen que es parecido al que aspira a establecer.
Andalucía ha elegido libremente y ha elegido a la izquierda, a una izquierda aética e ineficaz que la ha mantenido en los últimos lugares de España y a una izquierda filototalitaria fracasada en todo el mundo. Tendremos, sencillamente, las consecuencias de lo que hemos decidido.