En el robo de Sijena se ha hecho justicia a medias. Se retornan 43 obras, algunas muy deterioradas, y falta una de las que retenía el Museo Diocesano de Lérida, un lienzo del siglo XVIII de la Inmaculada del que los responsables del antedicho museo no han sabido dar razón. También faltan decenas piezas expuestas en el Museu Nacional d'Art de Catalunya (MNAC) y que la Administración autonómica se niega todavía a día de hoy a devolver porque no le da la gana, tal como se jacta el MNAC en su página web. Es decir, que la Guardia Civil ha trasladado una parte, que no toda, de los bienes de Sijena a Sijena. En Cataluña permanecen muchos y muy valiosos, a pesar de que la sentencia data de mediados de 2015.
Alega la Generalidad que los bienes son suyos porque se los compró a las monjitas sanjuanistas de la Orden de Malta en 1983. Lo que no cuenta es que el precio pactado fue de diez millones de pesetas que ni se llegaron a abonar en su totalidad, una auténtica estafa a tenor del valor de tan sólo los tres sepulcros del siglo XV recuperados este lunes por Aragón. Eso sí, no consta que la Generalidad fuera asesorada por Erik el Belga en la adquisición del tesoro. Por aquel entonces el afamado ladrón de catedrales, monasterios, ermitas y conventos estaba en la trena.
También aducen los altos funcionarios de la Administración autonómica que las obras corren un grave peligro porque en Aragón no se dan las condiciones de excelencia, sensibilidad, gusto y buen sentido propias del clima catalán. Dudan incluso de que más allá del Ebro se tenga conocimiento de la existencia del aire acondicionado. De preservación en atmósfera protegida ya ni hablamos. A pesar de que han entregado lo que han entregado en un estado que dista mucho de sus ínfulas, los expertos de la Generalidad no tienen reparo alguno en equiparar las garantías museísticas aragonesas con las de Somalilandia. Ni siquiera disimulan el aire supremacista de sus excusas, el desprecio a los pobrecitos maños, unos ignorantes en cuyas sucias manos corren inevitable riesgo de desaparición tales tesoros del arte sacro, patrimonio de la Humanidad rescatado por la gran Cataluña a precio de saldo. Si es que se pasean por Aragón como los ingleses por Alejandría, entre indígenas
Quinientos representantes de ese supremacismo catalán han intentado impedir en última instancia la acción de la Justicia y esta vez han sido los Mossos d'Esquadra quienes se han comido el marrón de hacer frente a los pacifistas con el resultado de unos cuantos contusionados y un sujeto atendido in situ por una taquicardia. Los agentes han hecho lo que han podido para no sacar la porra, pero en momentos puntuales no han tenido más remedio. Y ha habido heridos. En concreto, los tímpanos de un separatista al que un mosso le ha dicho que se levantara del suelo, pero en español. Las desgarradoras imágenes del momento están recogidas en un vídeo de La Vanguardia. "¿Levántese? Parleu en català!", clama desesperada la víctima de la tortura auditiva.
Para los candidatos nacionalistas, el retorno de las obras de Sijena a Sijena es un expolio amparado por la aplicación del artículo 155. Reaparecen los Comités de Defensa de la República. Vuelven a enseñar los colmillos espoleados por los líderes separatistas, crecidos por los números inflados de Bruselas, envalentonados por las encuestas que vaticinan su victoria. Sijena ha sido una escaramuza para ir afilando las hoces.