La falta de medios, de astucia o de imaginación debió de ser la causa que provocó la difusión de un vídeo a favor de la manifestación del Doce de Octubre en Barcelona en el que se recogían testimonios de deportistas como Iniesta o Pau Gasol. Ambos mostraron su malestar de una u otra forma. En el caso de Iniesta, se descolgó el vídeo en cuestión porque las imágenes pertenecían a TV3, la de tots, que dicen en su publicidad. En el caso de Gasol, el jugador de baloncesto se quejó en dos tuits, uno en catalán y otro en castellano, de la utilización de su imagen. "Estoy muy molesto por el uso de mi nombre, sin mi conocimiento ni consentimiento, en cualquier convocatoria, comunicación o publicidad", dijo el baloncestista en la red social. Están en su derecho de desautorizar cualquier utilización de su prestigio, nombre o dorsal, de pedir que se les comunique con anterioridad y no que se suponga que no les importará. Faltaría más.
Sorprende, sin embargo, que la marca comercial que patrocina a estos fenómenos de la pelota, la americana Nike, pueda utilizar, en el nombre de estos deportistas, de sus intereses comerciales y de sus cuentas corrientes, las palabras España o español sin el más mínimo problema. Es decir, un chaval sube a la red un vídeo para animar a sus coleguis a acudir a una manifa, la que sea, con el fragmento de una entrevista a Iniesta en TV3 en la que dice el ocho de Fuentealbilla que se siente español y catalán y se monta la parda. Otro muchacho sube un viral en el que sale Gasol diciendo que él también, que viva España, y buena la hemos liado. En cambio, una empresa de zapatillas puede tirar del gentilicio español, de la bandera y del nombre de la Nación para marcarse un anuncio y no pasa nada. Nadie le organiza una zapatiesta (y nunca mejor dicho) por usar un gentilicio que no es como la imagen de un futbolista, suya particular, sino algo de todos; nadie se pregunta si dicha empresa ha pagado derechos o ha pedido permiso; a nadie se le ocurre quejarse y, salvo la Federación de Villar, que seguro que cobra, el dinero se reparte a pachas entre los ejecutivos de Milwaukee, los ases del balón y las empresas de los papás de las criaturas con una naturalidad que espanta y un patriotismo sin medias tintas.
Recordarán, por ejemplo, aquella campaña publicitaria en la que Pau Gasol decía lo de que "ser español ya no es una excusa, sino una responsabilidad". Veníamos de ganar el Mundial de baloncesto e íbamos a ganar la Eurocopa de fútbol. Funcionó tan bien que el vídeo todavía recibe miles de visitas. Aquí les dejo un enlace. Sólo dura treinta segundos.
Hay otro spot, algo más largo, de casi cuatro minutos, que es toda una obra maestra de la publicidad. Parece grabado con pocos medios, una cosa de aficionados, pero constituye uno de los virales con más exito en la historia del fútbol y la propaganda. Allí, además de Iniesta, el mismo que sale aplaudido de todos los campos de España por el gol de la final del Mundial, aparecen otros muchos jugadores de fútbol, del Madrid y del Barça. No se pierdan el final, pertenece a la línea del "Ser español ya no es una excusa", un pelotazo publicitario con una megapancarta sostenida por los asistentes a un partido de fútbol, que tras pagar la entrada se sometieron a tan desinteresada operación sin cobrar. Con el himno nacional sonando a todo trapo y una bandera de España aún más grande que la pancarta en cuestión. A mayor gloria de Iniesta, Cesc, Puyol y todos los demás. Aquí lo tienen.
Seguro que conocen estos vídeos, los habrán visto muchas veces. Y verán más, muchos más, a medida que se acerque el Mundial o de cara a los próximos Juegos. Tan fácil como teclear Iniesta y España o Gasol y españoles y dispondrán de una amplia colección de imagenes, frases grandilocuentes y "ejemplos de superación" como para montar una colección de autoayuda en red. En todos ellos, España, ser español, la bandera, la selección nacional y sobre todo los aficionados, de izquierdas o derechas, de Sevilla o Barcelona, son y serán utilizados como figurantes o estrellas, en primer plano o en fondos difuminados, según convenga, por las marcas, por los deportistas y por aquellos, pocos, que vayan a sacar una pasta gansa españoleando sin complejos y sin cortarse, sin pedir permiso ni a Dios, con las virtudes de la raza, la resistencia, el sacrificio, nada es imposible, vamos, vamos y a por ellos. Es protagonizar un anuncio de esos y el afortunado pelotero ya está disparado en el negocio: natillas, bífidus, perfumes, coches y cigarrillos no porque ya no dejan. Es verdad, ser español ya no es excusa, es un anuncio.