Juan Carlos Monedero es un tipo boyante y un modelo de pasarela. Un día va de negro asambleario y al siguiente de profesor Bacterio, con una chaqueta desestructurada y una corbatilla de lana. Utiliza complementos: chapela, bufanda roja y cartera en bandolera. Además, tiene dos empresas, tres cuentas y los ingresos propios de un asesor internacional. Mueve parte de su dinero en fondos de inversión y goza de solvencia contrastada.
A Monedero, dados sus devaneos con Hacienda y el carácter entre turbio y opaco del origen de su patrimonio, se le puede confundir perfectamente con un miembro del clan Pujol, de igual manera que se le ha visto ataviado de Rasputín en la corte de las amigas de Lomana. Es inevitable reparar en el juego de espejos entre el número tres de Podemos y la gran familia catalana. A Pujol se le olvidó declarar a Hacienda y a Monedero, también. A Pujol parecía que no le interesaba el dinero y a Monedero, tampoco. Los hijos de Pujol tienen empresas con nombres como Europraxis y The Itaca Investment y su primo político de Madrid llama a las suyas Motiva 2, Herramientas de Pensamiento y Caja de Resistencia. Y es ahí donde resuena Pujol cuando dijo que la fortuna oculta de don Florenci era un racó (rincón) por si venían mal dadas; o sea, una caja de resistencia en catalán.
Los depósitos de la familia nacionalista detectados en los más selectos e ignotos paraísos fiscales permiten trazar un Triángulo de las Bermudas en el Archipiélago Pujol, donde aparece y desaparece dinero sin más explicación que la teoría de los universos paralelos. Monedero para mover dinero lo tiene más fácil porque dispone de barra libre en los paraísos bolivarianos, que no es adonde va el dinero sino de donde viene, blanqueado de origen, pasta base, free tax. Los funcionarios de Venezuela relatan excelencias de los servicios de asesoría de Monedero, al que llaman "gurú". Y de "gurú" para arriba tachan a Jordi Pujol Ferrusola los empresarios que pagaban por sus consejos.
Los Pujol y Monedero también son iguales en lo de ponerse a cero con Hacienda. No por arrepentimiento postcoima, sino cuando no les queda más remedio. Pujol daba lecciones morales como las da Monedero; Pujol se cree víctima de una conspiración, que es lo mismo que piensa Monedero. Pujol mintió y Monedero no dice la verdad. Hay tantas coincidencias que a Podemos sólo le falta llamarse Pujolemos.